Dublín

La capital de Irlanda nació hace más de ocho siglos arropada junto al estuario del río Liffey. No se trata de una ciudad de grandes dimensiones, pero sí con un importante legado en el que se acumulan restos de primitivas invasiones vikingas y anglo-normandas, catedrales e iglesias medievales, casas de arquitectura georgiana y una universidad pionera en Irlanda. Una de las características de Dublín es su atmósfera culta e intelectual, que se plasma en su amor por la música, el teatro, la literatura y en sus excelentes museos. Otra parte esencial de esta ciudad son sus tradicionales pubs, a pesar de la reciente ley que prohíbe fumar en ellos. De los seis millones de habitantes que tiene Irlanda, un millón vive en Dublín.

Cómo llegar
Desde España, varias compañías aéreas vuelan hasta Dublín. Iberia (Tel. 902 400 500), Air Lingus (Tel. 902 502 737), British Airways (Tel. 902 111 333) y Ryanair (www.ryanair.com) tienen vuelos regulares. El aeropuerto internacional de Dublín, situado a 8 kilómetros al norte de la ciudad, está muy bien conectado con el centro urbano; para llegar hasta él, además de taxis, hay líneas de autobús como el Airlink (www.dublinbus.ie) y el Aircoach (www.aircoach.ie).

A tener en cuenta
La oferta cultural es uno de los atractivos de Dublín. Para estar al día de la agenda se pueden adquirir en quioscos y oficinas de turismo revistas como Events in Dublin, In Dublin, Hot Press y Dublin Event Guide. En las oficinas de turismo también venden la tarjeta turística Dublin Pass (www.dublinpass.com), un abono que ofrece descuentos en más de 70 atracciones y museos, así como en el transporte público; los hay para 1, 2, 3 y 6 días de validez. El Dublin Explorer Ticket es un pase específico para transporte en autobús o en el DART –Dublin Area Rapid Transit–, una red de tren eléctrico con 28 estaciones, que permite realizar excursiones hasta los alrededores; se vende en la oficina expendedora de billetes Dublín Bus, situada en el 59 de la calle O’Conell.

Moverse por la ciudad
El interés de Dublín no es tanto su monumentalidad como su atmósfera única, cordial, accesible, animosa... y propicia para el paseo, a pesar de que a menudo hace acto de presencia una fina lluvia que los dublineses saben ignorar. Las principales visitas de Dublín se hallan en el centro de la ciudad, en torno las calles Grafton –peatonal–, Dame, Nassau, Duke o King. También se pueden dar paseos en bicicleta por estas arterias adoquinadas y por parques como el St. James Green y el Phoenix; se alquilan en oficinas de turismo. Otra opción es visitar la ciudad en uno de los autobuses turísticos que recorren los principales monumentos; sus paradas se identifican con el color amarillo. Las oficinas de turismo organizan itinerarios guiados por Dublín con diversa temática: desde la «Ruta de los fantasmas», que recorre los pasadizos del castillo medieval y algunos callejones del centro, a la «Ruta de los pubs» –cada día recorre los más históricos desde la calle Duke– o la «Ruta georgiana» –que visita las plazas Fitzwilliam y Merrion– rodeadas de edificios de este estilo.

Principales visitas
Plazas Merrion y Fitzwilliam. Ambas son hitos del Dublín georgiano, el barrio más aristocrático construido por los ingleses.
Christ Church y San Patricio. Las dos catedrales góticas se encuentran en el mismo vecindario y contienen testimonios del legado espiritual de la identidad irlandesa.
Four Courts y Custom House. A orillas del Liffey se hallan los dos edificios neoclásicos, obra de James Gandom.
Castillo de Dublín. Fortaleza vikinga y palacio dieciochesco. Origen de la ciudad y sede del dominio inglés durante 700 años.
Saint Stephen’s Green. El parque más céntrico y popular de Dublín.
Trinity College. La célebre universidad, histórico bastión del protestantismo, prohibida para los católicos hasta 1970, contiene una de las atracciones de Dublín: The book of Kells, una preciosista copia de los evangelios realizada en torno al siglo IX por monjes escoceses. La biblioteca de la impresionante Long Room es otro de los hitos del Trinity College.
Grafton Street. La popular calle peatonal concentra las mejores tiendas. La calidad de sus músicos callejeros bien merece el paseo.
Temple Bar. Una parte del viejo Dublín muy popular por sus tiendas, pubs y restaurantes.
Phoenix Park. Inmenso parque que acoge muchas atracciones.

Rincones curiosos
Una de las imágenes más bellas de Dublín se tiene junto al río Liffey; desde sus orillas sepuede contemplar su cauce, cruzado por puentes como el curvilíneo de Halfpenny –popularmente Ha’penny por el medio penique que costaba cruzarlo.– o el de O’Connell, y enmarcado entre edificios neoclásicos como el de la antigua Aduana o las Cortes. También vale la pena dedicar un día a pasear por las casi diez hectáreas del parque de Saint Stephen’s Green, que cuenta con estanques, senderos y estatuas de personajes insignes. Más curiosa es la visita al Guinness Storehouse (St. James’s Gate), una exposición sobre el mundo de la cerveza, alojada en la fábrica de esta famosa marca; la visita finaliza con una cata. Poco podía imaginar Arthur Guinness que la cerveza que inventó en 1770 se convertiría en icono de Dublín. La Guinness Storehouse muestra parte de las instalaciones donde se elabora y cuenta la historia de su éxito. Después, en el último piso se puede degustar una auténtica Guinness con la ciudad a los pies. www.guinness-storehouse.com

Dublín literario
En la capital irlandesa sienten devoción por la literatura. En la ciudad hay continuas alusiones a sus escritores preferidos, como William Butler Yeats, James Joyce, George Bernard Shaw, Samuel Beckett u Oscar Wilde, presentes en placas, esculturas y paseos. Pero la mejor muestra se tiene en el Museo de los Escritores, ubicado en una casa georgiana –Parnell Square North, 18– donde los fetichistas disfrutan de lo lindo contemplando objetos, retratos, mobiliario y manuscritos de estos escritores (www.writersmuseum.com). La oficina de turismo tiene una visita guiada que sigue los pasos en la ciudad del protagonista de Ulises, obra fundamental de James Joyce.

Los mejores museos
Vale la pena realizar dos paradas previas antes de iniciar el paseo por Dublín. El Viking Adventure (Essex St. West) es un museo donde se ve cómo vivían los vikingos cuando ocupaban este territorio en el siglo IX. Se puede completar este preámbulo en el cercano Dublinia (St.Michael’s Hill), otro museo interactivo donde se explica el pasado de la ciudad, desde la llegada de los anglo-normandos, en 1170, hasta el reinado de Enrique VII –siglo XVI–. El National Museum of Ireland (www.museum.ie) reúne los grandes tesoros de la historia de Irlanda desde la prehistoria; su visita es imprescindible para entender la historia y la cultura de este país. El Natural History Museum (www.museum.ie), que fue inagurado en 1857 con una conferencia de Livingstone sobre sus descubrimientos africanos, propone un recorrido por sus antiguas vitrinas y crujientes suelos de madera para conocer curiosidades de la naturaleza. La National Gallery (www.nationalgallery.ie) posee una magnífica colección de arte europeo desde la Edad Media a la época actual. Además, el arte contemporáneo está presente en Dublín en las salas del Irish Museum of Modern Art (www.modernart.ie), ubicado en una antigua prisión que se visita en la Royal Military Road.

Pubs tradicionales
Una forma de sumergirse en las tradiciones dublinesas es vivir el ambiente de sus pubs, tranquilos al mediodía, pero rebosantes por la noche, cuando se practica el craic, caint agus ceol «diversión, charla y música». Sólo en Dublín hay más de 700. Un recorrido por los más históricos debe incluir: The Duke –desde 1723–, McDaid’s –en una antigua morgue–, Neary’s –victoriano–, The Stag’s Head –desde 1770–, The Palace Bar –con auténtico sabor a madera–, Davy’s Byrne’s –famoso por aparecer en obras de Joyce– y Donehy and Nesbitt’s –fundado en 1850–. Los más recientes han surgido en la zona de Temple Bar, un barrio rehabilitado junto al Liffey, donde hoy hay salas de arte, teatros y cines. En la Dublin Tourist Center de la calle Suffolk disponen de la guía Paseos y Rock –también en español– que indica recorridos asociados a los pubs con más historia, así como los que incluyen actuaciones de música irlandesa.

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