Venecia

Apenas nos hemos apeado en el párking para coger el vaporetto, Venecia regala su primera vista de belleza impactante. Recubierta de agua por todas partes, la mayor parte de sus antiguos palacios continúan revestidos de sus materiales originales; es por eso que imaginarse tiempos pasados es más sencillo y más hermoso que en cualquier otro lugar. Desde Bizancio al neoclasicismo, todas las expresiones artísticas tienen cabida en la plaza de San Marcos. Sus grandes atractivos, la Basílica (s.XI) y el Palacio Ducal (s.XIV-XV), son dos cofres de valor artístico incomparable, tanto por su propia fisonomía como por los tesoros que encierran en el interior. El Palazzo Ducale fue desde el s.IX la sede de la Serenísima República de Venecia y la residencia del Dogo o el Dux, su máxima autoridad; junto con el Senado y el Gran Consejo gobernaron hasta 1797, cuando Napoleón la abolió definitivamente. La Basílica, sin embargo, disputaba también un gran poder: el poder religioso y, por tanto, fue engalanada en la misma medida. Frente a ella se alza el imponente Campanile, de casi cien metros de altitud.
En la misma plaza, mirando hacia la Riva degli Schiavonni, se distinguen las famosas columnas con las figuras del león (símbolo de San Marcos y de la República) y de San Teodoro, acompañado por su característico cocodrilo. La leyenda prohíbe a los nativos pasar por en medio, en tiempos pasados se encontraba allí un patíbulo. Muy cerca, los turistas se fotografían junto el Puente della Paglia y el Puente de los Suspiros.
Ya sea a bordo de una góndola o de un traghetto (la opción económica), el pasatiempo más agradable es dejarse llevar por el Gran Canal y deleitar la mirada con las vistas de los palacios, iglesias y museos dispuestos a derecha e izquierda del recorrido: la Punta della Dogana, Santa Maria della Salute (exponente máximo del barroco veneciano de Longhena), los palacios Contarini Fasan, Bárbaro, Balbi, C’a Foscari, palacio Grassi, el Mocenigo, el puente de madera y la Academia, el museo Guggenheim, el puente de Rialto, y un largo etcétera. No extraña, pues, que artistas de renombre como Tiziano, Tintoretto, il Veronese, Canaletto, Turner; literatos como Byron, Dickens, Balzac, Goethe y otros tantos personajes inmortales hayan dedicado sus mayores elogios a la ciudad más cautivadora del norte de Italia.

La capital de la región del Véneto se asienta en la costa nordeste de Italia. La ciudad fue construida hacia el siglo X sobre un centenar de islas por lo que está surcada por 170 canales y 400 puentes. El Gran Canal es el eje principal de la ciudad y de nuestro reportaje.

A tener en cuenta
Sólo se precisa el documento nacional de identidad para viajar a Italia. En las oficinas de turismo se vende la Venice Card, una tarjeta turística que ofrece el acceso gratuito a los transportes, al Museo Cívico y a 15 iglesias; las hay válidas para una, tres y siete jornadas. Con el abono Rolling Vence, los estudiantes tienen descuentos exclusivos.

Cómo llegar
El aeropuerto Marco Polo de Venecia recibe vuelos directos y diarios desde Madrid y Barcelona. La mejor forma para recorrer los 10 km que lo separan de la ciudad es utilizar el servicio regular de barcos que enlaza Marco Polo con la plaza de San Marcos; cada 20 minutos zarpan de los muelles que hay frente al aeropuerto.
Otras opciones son los taxi de agua –más caros– y los autobuses –baratos y rápidos–, que llegan a la estación de la plaza Roma. Por último, si se viaja a Venecia por carretera en coche privado, es recomendable dejarlo en los aparcamientos de la periferia.

Caminar por la ciudad
El centro de Venecia se recorre fácilmente a pie. Muchas de las principales visitas se hallan a poca distancia y, además, así se descubren rincones anónimos. Las oficinas de turismo organizan recorridos a pie y con guías, que pueden ser en lengua castellana. Información sobre los itinerarios en: www.turismovenezia.it.

Navegar por canales
En Venecia es obligado navegar por los canales en una góndola. Se trata de un medio que resulta algo caro –hay tarifas fijas, pero se aconseja regatear el precio–, pero también es el más típico y romántico. Otro transporte fluvial de Venecia es el vaporetto,unos barcos que realizan paradas fijas en los canales. El Gran Canal es el eje principal de la ciudad, con 4 km de longitud. La mayoría de transportes lo recorren. La línea nº 1 de vaporetto, por ejemplo, sale de la plaza Roma, llega a la de San Marcos, y sigue hasta las playas del Lido (una lengua de tierra que separa la Laguna de Venecia del mar Adriático). Además de los vaporettos, en Venecia hay traghetti, un tipo de góndolas que cruzan de orilla a orilla el Gran Canal. Es un transporte barato en el que se viaja de pie. Las paradas están indicadas con carteles amarillos con una góndola dibujada.

Dónde dormir
En Venecia es obligado reservar con antelación (la web www.veniceinfo.it funciona como central de reservas). Esta recomendación es obligada durante la semana de carnaval, cuando Venecia se llena de visitantes. En la ribera del Gran Canal hay palacios que han sido rehabilitados como hoteles. Los precios venecianos provocan que muchos turistas elijan dormir en la periferia.

Principales visitas:
Plaza San Marcos. Delimitada por la Torre del Reloj, la basílica de San Marcos y la esbelta torre del Campanile.
Basílica de San Marcos. Edificada entre los siglos IX y XIII. Los mosaicos de su interior marcan la cumbre de la influencia bizantina en Venecia.
Palacio Ducal. Sede del antiguo gobierno de la República de Venecia. Se permite entrar en las salas principales. La del Gran Consejo exhibe un tapiz de Tintoretto.
San Giorgio Maggiore. Iglesia y monasterio edificados sobre la isla que hay frente a la piazzeta de San Marcos.
Santa Maria della Salute. Iglesia situada en la desembocadura del Gran Canal. Máxima obra del barroco veneciano.
El Gran Canal. Con 4 km de longitud, atraviesa la ciudad. Los venecianos lo llaman el Canalazzo. Se recorre en góndola o vaporetto para admirar los palacios más bellos.
Puente de Rialto. Fue el único puntodeunión entre las dos riberas del Gran Canal durante años. El puente actual, de piedra, data de finales del siglo XVI.
Palacio Grassi. Del siglo XVIII, se halla en la última curva del Gran Canal, en la orilla este. Acoge una importante colección de arte contemporáneo.

Visita de la basílica de San Marcos
Este monumento preside la plaza más emblemática de Venecia. En ella, además de la basílica, se reúnen el palacio Ducal, la torre del Reloj o Campanile y cafés clásicos como el Florián. San Marcos es un formidable templo edificado entre los siglos IX y XIII, coronado por 5 cúpulas. Se puede visitar todos los días, pero con restricciones en horas de culto. Destacan los mosaicos que cubren la fachada, del siglo XIII, y los relieves que hay en el pórtico principal, del siglo XII. En el interior se cobra entrada para acceder a la sala del Tesoro, con piezas artísticas legadas desde la época de dominio del imperio bizantino (siglo VII), y a la de Pala d’Oro, con un retablo del siglo X, formado por 250 paneles de esmaltes y piedras preciosas.

Visita del palacio Ducal
Hasta el siglo XVII fue la sede del gobierno de la República de Venecia. Se paga una entrada para acceder al edificio, que abre a diario entre las 9 y las 18 horas. En el interior se recorren varias salas góticas, como la del Gran Consejo, donde cuelga un tapiz de Tintoretto. Previa reserva en la entrada, se puede participar en el Itinerario Secreto; discurre a través de cámaras de tortura, pasadizos, salas de la Inquisición y el puente de los Suspiros (siglo XVII), un paso cubierto que unía el palacio con los calabozos. La leyenda atribuye su nombre a los condenados que suspiraban al cruzar el puente y ver el canal.

Hitos del gran canal
Del embarcadero de la plaza San Marcos sale un traghetto que cruza el Gran Canal hasta la Punta della Dogana, donde está la iglesia de Santa Maria della Salute. Es laobra máxima del barroco veneciano, erigida como ofrenda tras una epidemia de peste del año 1630. Las góndolas dejan en el muelle de Salute, a escasos metros de la iglesia que abre a diario. Se paga entrada para ver el interior, donde hay pinturas de Tintoretto y Tiziano.
Por los muelles de San Marcos también pasan los vaporettos del Gran Canal. Al poco de salir de esta plaza y entrar en el canal, el río forma un meandro, presidido por el Palacio Grassi, del siglo XVIII. En la actualidad es un museo que acoge una colección de arte moderno (www.palazzograssi.it).

Visita al barrio de Rialto
A partir de esta curva, el Gran Canal despliega un catálogo de palacios renacentistas y barrocos, imposible de imitar. Entre estos edificios continúa hasta el barrio de Rialto, que se abre tras cruzar el puente homónimo, durante años, el único que unía las dos orillas del canal. Desde sus arcos se tiene una bella vista de este barrio de Rialto de ambiente más popular. Hay que visitar sus bacará, tabernas donde se come cichetti (tapas) con ombra (vaso de vino), y los mercados, otro de los alicientes del barrio, como el de frutas y verduras, Erberia, y el de pescado, Pescheria. Lo mejor es ir temprano, cuando no hay mucha gente; además, sólo abren hasta el mediodía.

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