Enclavada en el Atlántico Norte y aislada geográficamente, Islandia posee una naturaleza exuberante, que se manifiesta en forma de volcanes, glaciares, géiseres y una costa acantilada poblada de aves y peces. La isla cuenta con tan sólo 300.000 habitantes, pero frecuentemente recibe muchos viajeros deseosos de experimentar la naturaleza en su estado primigenio. Alrededor de 200.000 personas se concentran únicamente en el área metropolitana de Reykjavík, la capital del país y adonde llegan los vuelos internacionales. Se trata de una ciudad moderna y activa, con calles repletas de tiendas de moda, cafés de diseño, galerías de arte contemporáneo y restaurantes sofisticados. La cantante Björk encarna perfectamente esta conjunción de tendencias y la aspiración de los islandeses por subirse al tren de la modernidad. La naturaleza y el ambiente puro, libre de contaminación, se respira también en el centro de la ciudad. Es el caso del lago Tjörnin, frecuentado por familias, estudiantes, ancianos y turistas. A solo 50 kilómetros al nordeste de Reykjavík se encuentra el valle de Thingvellir, la cascada de Gullfoss -considerada la más espectacular del país- y las surgencias de Geysir. Para viajar al sur islandés hay que tomar la carretera circular (Ring Road), que bordea la costa y discurre a través de llanuras arenosas, campos de lava, glaciares y acantilados. En la pequeña localidad de Skógar se puede apreciar uno de los pocos ejemplos que quedan de la antigua forma de vida islandesa: casas con el techo cubierto de turba y musgo; herramientas agrícolas; frágiles barcas de pescadores; y rebaños de ovejas que pacen en los prados. Para visitar el impresionante interior islandés hay que dirigirse a Landmannalaugar, y es imprescindible hacerlo a través de un vehículo todoterreno, para atravesar los numerosos ríos que cruzan la carretera. Por último, y siguiendo la carretera Circular, hay que conocer el glaciar del sur islandés, el Vatnajökull, con una superficie superior a la de todos los glaciares europeos juntos.

A tener en cuenta
El documento nacional de identidad es suficiente para los españoles. La moneda oficial es la corona islandesa: 1 euro equivale a 90 coronas. El idioma oficial es el islandés, aunque la mayoría de la población habla inglés. El verano –julio y agosto– es la mejor estación para realizar este viaje: el tiempo es más suave, con temperaturas alrededor de los 150 C, y hay más horas de luz; el invierno es muy riguroso. Aunque se viaje en pleno agosto, conviene llevar ropa de abrigo e impermeable, pues el clima es muy cambiante.

Cómo llegar
Diversas compañías aéreas conectan España con Islandia en vuelos regulares. También existen compañías de bajo coste que en verano ofrecen vuelos semanales directos desde Alicante, Barcelona y Madrid. La conexión entre el aeropuerto y el centro de Reykjavík (a 50 km) cuenta con un servicio de autobuses conocido como Flybus y un servicio de taxis. En la terminal hay empresas de alquiler de vehículos. Otro punto de entrada al país es el puerto de Seydisfjordur, en el este, que comunica por barco con las islas Feroe y Dinamarca.

Moverse por la isla
Alquilar un coche es la mejor opción para recorrer libremente el país. Se recomienda un vehículo todoterreno que pueda circular por pistas de arena y grava, atravesadas a menudo por riachuelos. La carretera de Circunvalación sigue el perímetro de la isla a lo largo de 1.430 km. En la Oficina de Turismo de Reykjavík ofrecen el folleto The Art of Driving on Icelandic Roads. Los autobuses son eficientes y asequibles, y en verano amplian sus destinos, igual que los ferries y los vuelos domésticos (www.flugfelag.is).

Alojamiento
La oferta abarca desde económicos hostales a hoteles de cinco estrellas, principalmente en la capital. También hay apartamentos, habitaciones de bed & breakfast, cámpings y granjas rurales (www.farmholidays.is). Los albergues ofrecen camas para pernoctar con saco de dormir. Más información sobre alojamiento en: www.visitceland.com.

Visitas principales
Reykjavík. La capital islandesa, en la costa sudoeste, es la principal entrada al país. Es una ciudad con una intensa vida cultural, patente en tiendas, exposiciones y conciertos musicales. El parque del lago Tjörnin es un agradable lugar para pasear los días soleados.
Cascada Gullfoss. Es una de las más caudalosas de Islandia. Se halla próxima a la zona de Geysir y el Parque Nacional Thingvellir, pocos kilómetros al este de Reykjavík. Varios balcones naturales permiten ver el salto de agua de 30 metros del río Hvitá.
Geysir. Una de las zonas de actividad termal más activas del planeta. Incluye los famosos manantiales que expulsan columnas de agua caliente, denominados géisers en todo el mundo. El Gran Geysir hace años que no escupe agua a causa de los objetos que se arrojaron en su interior, pero el géiser Strokkur explota cada 5 o 10 minutos.
Cascada Seljalandfoss. Es una de las primeras paradas en la ruta por el sur de Islandia. Se halla cerca de la localidad de Skógar. Su visita se puede complementar con la cascada de Gljúfurarfoss, a unos metros de distancia.
Skógar. Esta aldea es un animado enclave turístico por su oferta de actividades. Conserva un conjunto de antiguas granjas con tejados de musgo y viejos utensilios de labranza. Cerca se halla el glaciar Eyjafjallajökull y la cascada Skógafoss.
Vík. Es la población más meridional de Islandia. Está delimitada por arenales, interrumpidos por acantilados donde anidan colonias de aves. Es un buen punto para acceder a Landmannalaugar y al Parque Nacional Skaftafell.
Islas Vestmannaeyjar. Se accede en avión desde Reykjavík o en barco desde Thorlákshöfn. La localidad de Heimaey, en la isla del mismo nombre cuenta con un museo de los volcanes y sendas hasta el cráter del Eldfell.
Landmannalaugar. La riolita tiñe con varios tonos de marrón los montes de esta zona del interior. Se llega en vehículo todoterreno desde Hella, al sur de la capital, y desde Vík. Cuenta con un albergue y un área de acampada.
Glaciar Vatnajökull. Con 8.400 km2, es el más extenso de los glaciares islandeses. El Parque Nacional Skaftafell, en el sur, permite conocer su cara más amable a partir de senderos que llevan hasta cascadas y lenguas glaciares.
Askja. Alrededor de este volcán se extiende una zona árida, de aspecto lunar. Cerca se halla el nacimiento del caudaloso río Jokulsá.

Lo mejor de Reykiavík
La capital de Islandia es la urbe más moderna y culturalmente activa de la isla. Las principales visitas se hallan a poca distancia lo que permite que el centro se pueda recorrer a pie; también existe una eficaz red de autobuses a puntos más alejados. En el centro son imprescindibles las visitas al Ayuntamiento, al Museo Nacional y al parque del lago Tjörnin. Al este se extiende la ciudad moderna, cuyo edificio más emblemático es la iglesia de Hallgrímskirkja, con una torre-mirador. El barrio aglutina tiendas de moda, galerías de arte, restaurantes sofisticados y bares de diseño. En verano se organizan numerosos festivales de música. La oficina de turismo vende la Reykjavik Tourist Card, que ofrece descuentos en museos, transportes, actividades culturales y excursiones; www.visitreykjavik.is.

Valle de Thingvellir
Esta zona, situada unos 50 km al este de la capital, concentra los atractivos naturales más visitados del país. También es el lugar más histórico, ya que aquí se fundó el Parlamento islandés, el año 930, justo en la falla que separa las placas americana y europea. Desde la capital salen excursiones hacia la caudalosa cascada Gullfoss, con dos saltos de agua que se contemplan desde varios miradores. Cerca está Geysir, una de las zonas de mayor actividad geotérmica del planeta. El Gran Geysir ya no expulsa agua pero la columna del geiser Strokkur alcanza los 20 metros de altura cada cinco minutos.

Skógar y el sur
La localidad de Skógar es una base excelente para descubrir la región más meridional de Islandia. Muchas rutas organizadas se inician en el Museo Etnógrafico local, donde se conservan granjas tradicionales con tejados de musgo. Una propuesta interesante es la excursión a la cercana cascada Seljalandfoss. Siguiendo la carretera Circular hacia el este, aparece Vík, un pueblo delimitado por arenales y acantilados en los que anidan multitud de aves. El archipiélago Vestmannaeyjar se divisa frente a Skogar. Los barcos que llevan a la isla Heimaey, la única habitada, parten del puerto de Thorlákshöfn. La ciudad cuenta con el interesante Museo de los Volcanes (www.south.is).

La costa este
Desde Vík se puede penetrar en el territorio interior de Landmannalauger –también accesible desde la capital a través de Hella–. La zona se caracteriza por las montañas de riolita, un mineral ocre, por los campos de lava y los lagos termales. Hay varios senderos señalizados. El Parque Nacional Skaftafell está a 200 km de la capital. Se sitúa junto al glaciar Vatnajökull que, con 8.400 km2 de superficie, es el mayor del país. En el pueblo de Höfn se localiza la oficina del parque, donde informan de rutas y actividades en la zona, y el Museo del Glaciar (www.east.is).

Actividades sorprendentes
En Reykjavík y Skógar están la mayoría de agencias de turismo activo. Entre sus propuestas ofrecen entre salidas a pie para observar aves en los acantilados de Vík o rutas en barco para avistar ballenas (www.whalewatching.is). También hay paseos en motonieve por los glaciares; el destino predilecto para esta actividad es el glaciar Vatnajökull, el mayor de Europa. Desde Reykjavík salen las avionetas que realizan vuelos panorámicos sobre las islas Vestman. Las rutas de senderismo son las protagonistas en la región de Landmannlauger. Se duerme en albergues o tiendas de campaña y se visitan cuevas de lava, montañas y lagos. Más actividades: www.re.is; www.icelandexcursions.is; www.icelandexpresstours.com.

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