Florencia ha presumido siempre de ser un mundo aparte, una ciudad poseedora de una belleza inigualable, racional, práctica e inteligente, donde la arquitectura de sus templos ha primado la filosofía sobre la mística; Florencia construyó sus monumentos a medida del hombre, y no de Dios. El David de Miguel Ángel, conservado en la Galería de la Academia, constituye un magnífico ejemplo del carácter florentino: sobrio, proporcionado —pese a la cabeza y las manos enormes—, símbolo de austeridad y virtudes republicanas, cualidades muy apreciadas por los florentinos. Florencia es el corazón de la Toscana, y los toscanos son muy suyos. «Somos civilizados, pero no amables», dijo en una ocasión un escritor local, Curzio Malaparte (1898-1957). Florencia tampoco es un lugar muy apropiado para los amantes de la pasta y la pizza, los florentinos aprecian las carnes en general y sus magníficos vinos, como el chianti o el Brunello di Montalcino. Sobre los tejados de la capital toscana emerge el Duomo, la Catedral, que con 153 metros de longitud fue en su tiempo la mayor iglesia del planeta. Sin embargo, la cúpula diseñada por Bruneleschi parece al alcance de la mano; esta impresión de cercanía es otro de los rasgos típicamente florentinos. Una de las ventajas de la Florencia renacentista consiste en que en la ciudad todo queda cerca. Una de las desventajas son las aglomeraciones, para evitarlas es necesario un madrugón salvaje. Pero compensa: apenas salido el sol, la orfebrería creada por Lorenzo Guiberti en la puerta del Paraíso reluce con una pureza extraordinaria. Sin embargo, el recurso del madrugón no lo soluciona todo: no es posible visitar todos los encantos de Florencia ni en uno ni dos días. Por ejemplo, recorrer a fondo la Galería de los Ufizzi, el interior y la cripta de la iglesia de San Lorenzo, el palacio Pitti, la Academia, el Palazzo Vecchio o la iglesia de Santa Croce. Para abrir boca, conviene visitar la plaza de la Signoria, una de las más emocionantes del planeta. El Palazzo Vecchio, o de la Signoria, fue el centro de poder de los Médicis —los tiranos crueles e ilustrados de la época renacentista—; basta por sí solo para justificar la visita a la ciudad.

A tener en cuenta
Para viajar a Italia, país de la zona euro, sólo es necesario el documento nacional de identidad.
El clima meridional de Florencia hace que su visita sea agradable todo el año, aunque otoño y primavera son épocas idóneas: sin el calor del verano ni el fresco y la humedad del invierno, y menos colas en visitas a monumentos y museos.

Cómo llegar
Varias ciudades españolas ofrecen vuelos directos de compañías nacionales, internacionales y de bajo coste hasta el aeropuerto Vespucci de Florencia, emplazado a 4 km de la ciudad. Hasta el centro se accede con un servicio regular de autobuses y en taxi.

Moverse por la ciudad
Las cortas distancias entre los monumentos hacen que la mejor forma de descubrir el centro de Florencia sea a pie. De todos modos, existe una buena red de transporte público, con minibuses eléctricos en el centro y autobuses para barrios más alejados. Otra opción es alquilar una scooter o una bicicleta (www.florencebikepages.com). Para desplazarse en transporte público se recomienda comprar el Firenze PassePartour, un abono de 24 horas que permite utilizar sin límite el transporte público. Se vende en las oficinas de turismo de la ciudad o a través de www.aboutflorence.com. En esta web, un sistema on line permite reservar visitas guiadas y las entradas de los museos para evitar las colas.

Dónde dormir
Florencia reúne una amplia gama de hoteles de una a cinco estrellas, algunos ubicados en antiguas villas restauradas. Más asequibles son las pensiones, hostales y albergues. También funciona el alquiler de apartamentos y habitaciones en casas privadas (www.agap.it y www.tuscanyall.com). Se puede consultar y reservar alojamiento a través de las webs: www.florenceby.com y www.deliciousitaly.com.

Rutas guiadas
El Ayuntamiento de Florencia y las Oficinas de Turismo organizan itinerarios turísticos con guía bajo el título «Vivir Florencia». Sobre estos itinerarios y otras opciones hay información en la web www.firenzeturismo.it, que también incluye empresas privadas que organizan circuitos turísticos por el corazón histórico de la ciudad.

Principales visitas
Galería de la Academia. Fundada en 1563, fue la primera escuela de arte de Europa. Aloja diversas obras de Miguel Ángel, la más famosa de las cuales es el David, de 4,1 metros de altura. Otro tesoro del museo es el Cassone Adimani, un arcón de madera del siglo xv con pinturas sobre la vida florentina de la época.
El Duomo. La Catedral de Florencia, Santa Maria dei Fiore, revolucionó la arquitectura medieval cuando se terminó en 1436. Destaca la cúpula diseñada por Brunelleschi, y el campanario o Campanile, construido en 1356 según el proyecto de Giotto. Separado por una plazoleta, se erige el Baptisterio, ejemplo del románico toscano; sus tres puertas de bronce tienen relieves de Ghiberti.
Plaza de la Signoria. Reúne una decena de estatuas célebres como el David de Miguel Ángel –el original se halla en la Galería de la Academia– y la fuente de Neptuno, de Bartolomeo Ammannati. En uno de sus costados se erige el palacio Vecchio.
Palacio Vecchio. Construido entre 1298 y 1302 como sede del gobierno florentino, fue el palacio ducal de los Médicis a partir del siglo xvi. Éstos encargaron a Giorgio Vasari la decoración del palacio. Hoy reconvertido en museo, destaca por los frescos, pinturas y esculturas del salón del Cinquecento, la sala de los Lirios y el patio.
Galería de los Ufizzi.Ocupa el palacio de los Ufizzi, ubicado a la orilla del río Arno, cerca del puente Vecchio. Es célebre por las pinturas que alberga: la Venus de Tiziano, La primavera de Botticelli o La Sagrada Familia de Miguel Ángel, entre otras. Vasari se encargó de los edificios porticados que dan al río.
Iglesia de Santa Croce. En este templo del siglo xiii, con fachada neogótica, se encuentran los sepulcros de Miguel Ángel, Maquiavelo y Galileo Galilei, entre otros personajes célebres. Es también interesante por los frescos de la capilla Peruzzi, obra de Giotto (siglo xiv).
Puente Vecchio. Con tres arcos de piedra, este puente salva el curso del río Arno desde 1345 a la altura del palacio de los Ufizzi. En sus costados hay tiendas de joyería y orfebrería.
Jardines Boboli. Los Médicis trasladaron su residencia al palacio Pitti, en la orilla sur del Arno (barrio de Oltrarno) en 1530. Los jardines del palacio son en la actualidad un gran espacio público que conserva la ornamentación con estatuas, fuentes y estanques originales.

Recinto de la catedral
El conjunto monumental de la Catedral está formado por el Duomo, el Campanario y el Baptisterio. La gigantesca bóveda diseñada por Brunelleschi es el elemento más destacado del edificio del Duomo, que fue terminado en 1436. Separada del cuerpo central, se alza la esbelta torre del Campanario, que fue proyectado por Giotto y hoy es un excelente mirador. Completa el conjunto el Baptisterio (siglo xi), ejemplo de románico toscano. De forma octogonal, es famoso por los bajorrelieves de sus puertas de bronce.

Plazas e iglesias
Otro lugar imprescindible en Florencia es la plaza de la Signoria, decorada por la fuente de Neptuno y réplicas de esculturas célebres como el David de Miguel Ángel. En un lateral se erige el palacio Vecchio, el edificio civil más importante de la ciudad (siglo xiv), transformado en un importante museo.
La iglesia de Santa Croce (siglo xiii) se sitúa al este del centro de la ciudad. En el interior alberga frescos de Giotto (siglo xiv) y las tumbas de personajes como Dante, Galileo Galilei, Miguel Ángel y Maquiavelo. La plaza de Santa Crocce es un escenario habitual de eventos culturales y cada día acoge un curioso mercadillo especializado en objetos de segundamano.
También vale la pena visitar la iglesia de San Lorenzo, obra de Brunelleschi, y Santa Maria Novella, templo gótico con fachada renacentista, en cuyo interior hay pinturas de Giotto.

Barrio de Otrarno
A través del Puente Vecchio se cruza a la orilla norte del Arno, donde se localiza el barrio de Otrarno. Aquí, los Médicis se hicieron construir el palacio Pitti en el siglo xvi. El edificio es hoy la sede de varios museos y sus jardines Boboli –con esculturas y estanques– son de acceso público.

Museos imprescindibles
Los museos y galerías florentinas reúnen valiosas piezas de arte desde la Prehistoria hasta la actualidad. Uno de los más importantes es la Galería de los Uffizi, instalada en el palacio del mismo nombre, a orillas del Arno. Reúne obras de artistas italianos e internacionales de los siglos xiii al xviii; entre sus tesoros artísticos resaltan la Venus de Tiziano y La Primavera de Botticelli (www.galleriadegliuffizi.it).
Al norte del Duomo se emplaza la Galería de la Academia. Fundada en 1563, es famosa por albergar obras de Miguel Ángel, entre las que destaca la escultura en mármol del David, de 4,1 metros de altura.
El palacio Pitti alberga dos museos de visita imprescindible: la Galería Palatina, con una espectacular colección de pintura de ámbito internacional; y la Galería de Arte Moderno, con más de 30 salas que exhiben obras pictóricas y escultóricas que abarcan del siglo xviii al xx. Más información sobre museos: www.florence-museum. com/es y www. italymuseum.com.

Mercados
Desde hace siglos, el gremio de joyeros y orfebres de Florencia ocupa el callejón construido en el Puente Vecchio, edificado en 1345 sobre el río Arno. Tan interesante es pasear entre las tiendas de estos artesanos como admirar las vistas de la ciudad desde el puente.

Gastronomía
Además de pasta y pizzas, la cocina florentina ofrece guisos contundentes, como el típico cocido bollito misto, sopas y estofados de carne, así como el chuletón «a la fiorentina», que destaca por ser muy grueso. Estas comidas se suelen acompañar con los reconocidos vinos chianti y brunello di Montalcino, típicos de la Toscana.

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