La mejor vía para recorrer Mali es seguir el curso del río Níger. La primera etapa debe ser Tombuctú, ciudad legendaria bautizada antiguamente con nombres evocadores: «perla del desierto», «Ciudad de Oro»… Hasta 1825 ningún europeo entró en ella. Fascina de inmediato su arquitectura, con grandes vigas de madera que atraviesan gruesas paredes de barro y piedra, así como sus calles arenosas y angostas, sin olvidar el atiborrado mercado. Varios minaretes se alzan marcando el espacio. Una atracción de origen reciente la constituye la Biblioteca Andalusí, donde se conservan documentos sobre los musulmanes procedentes de al-Andalus. Río arriba el viajero encontrará otra ciudad de gran interés histórico: Mopti. Y más adelante llegará a Djené, cuya gran mezquita ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Desviándose del Níger tendrá ocasión de adentrarse en el País Dogón, situado en la falla de Bandiágara. Los pueblos incrustrados en los riscos de la falla albergan una cultura ancestral, plasmada en un original arte figurativo y un precioso conjunto de leyendas mitológicas.
La República de Mali se sitúa en el África occidental, al sur del desierto del Sáhara. Limita al norte con Argelia y Mauritania; al sur, con Burkina Faso, Costa de Marfil y Guinea Conakry; al este, con Níger; y al oeste con Mauritania y Senegal.
Cómo llegar
Desde nuestro país, no hay vuelos directos hasta Bamako, la capital de Mali; se suele hacer escala en una ciudad europea o marroquí. El taxi es el mejor transporte desde el aeropuerto de Bamako hasta el centro de la ciudad, aunque conviene pactar el precio antes. Desde esta terminal también salen vuelos hacia Mopti y Tombuctú.
A tener en cuenta
Para viajar a Mali se precisa el pasaporte en regla y un visado turístico. Puede solicitarse en el Consulado de Mali en París –Rue Chemin Vert, 43; Tel. 33 148 078 585– o tramitar el visado en el aeropuerto de Bamako. Hay que llevar fotocopia del pasaporte, dos fotografías tamaño carnet y el certificado de la vacuna contra la fiebre amarilla. Esta vacuna y la profilaxis contra la malaria, son los dos requisitos sanitarios del país. Es recomendable llevar un seguro médico. Se aconseja evitar los baños en ríos, así como beber agua no embotellada y comer alimentos crudos.
La moneda de Mali es el franco CFA; 1 euro equivale a 655 de estos francos. El euro puede cambiarse sin problemas en los bancos, e incluso se acepta en algunos comercios y hoteles. El uso de la tarjeta de crédito se limita a las ciudades, por lo que conviene llevar dinero local en efectivo.
El idioma oficial es el francés, que convive con media docena de lenguas nativas. La diferencia horaria con la Península Ibérica es de dos horas menos.
Se recomienda cargar con poco equipaje, que incluya ropa ligera y fácil de lavar, calzado cómodo y una gorra, gafas y crema para protegerse del sol.
Moverse por el país
En Mali las infraestructuras son normalmente precarias. Sólo hay rutas asfaltadas en los grandes ejes y el resto de trayectos se realiza a través de pistas de tierra. Se suele viajar en vehículo todoterreno. Durante la época de lluvias –entre los meses de mayo y octubre–, algunas áreas son intransitables. La opción más cómoda para recorrer la región del delta interior del Níger es contratar los servicios de una agencia de viajes en Bamako.
Principales visitas
Tombuctú. La ciudad está al borde del Sáhara, en el norte de Mali. Destaca la mezquita Djinguereber o Gran Mezquita, la Biblioteca Andalusí y sus mercados.
Mopti. Su puerto fluvial acoge uno de los mercados africanos más animados. El bar Bozo es un buen mirador de la actividad en el Níger.
Djenné. La ciudad se articula en torno a la Gran Mezquita. Merece la pena acceder por el río y visitar el cercano poblado de Senosa.
Bamako. El interés de la capital del país se concentra en sus mercados y el Museo Nacional.
Falla de Bandiágara. Es el centro del País Dogón. Varias agencias organizan rutas a pie y en vehículo para visitar las aldeas.
Cuevas de Songo. Cerca de la aldea de Bandiágara, conservan pinturas rupestres con varios siglos de antigüedad. Hoy, acogen ritos de circuncisión dogón.
Tireli. Instalada al pie de la falla, esta aldea resulta muy ilustrativa para conocer la distribución de los poblados dogón.
Delta interior del Níger. Entre Djenné y Tombuctú. Permite conocer la vida a la orilla del río.
Bamako y Tombuctú
La capital del país es una ciudad bulliciosa donde los edificios coloniales se mezclan con otros modernos. La calle del Peuple exhibe esta combinación, pues congrega la Gran Mezquita, el palacio Presidencial, la catedral católica y el Museo Nacional.
Tombuctú está situada 907 km al norte de Mali. Se puede llegar en vehículo todoterreno a través del Sáhara, en barca a través del río Níger o en avión desde Mopti o Bamako. Su visita comienza en la plaza de la Revolución, rodeada de calles que comunican plazas y mercados. Aquí se asientan la Gran Mezquita y las de Sidi Yaya y Sankoré. Otras visitas son la Biblioteca Andalusí y las casas- museo de los exploradores René Caillé y Alexander Gordon Laing.
Mopti y Djenné
La población de Mopti se halla en el cruce de los ríos Níger y Bani. Hay que pasear por la Ciudad Vieja, donde están la mezquita y el Mercado de Artesanía. El bar Bozo es un buen mirador de su activo puerto fluvial. Desde aquí parten excursiones en pinazas.
La antigua ciudad de Djenné está situada sobre una ladera que, en época de lluvias, queda rodeada por las aguas del Níger. En su centro se alza la Gran Mezquita y frente a ésta, todos los lunes se celebra un mercado con puestos muy diversos.
El País Dogón
Las agencias de viaje de Bamako y Mopti organizan rutas a pie y en vehículo todoterreno por la falla de Bandiágara, territorio del País Dogón. Son famosas las pinturas rupestres de la aldea de Songo y las casas de Sanga.
Durante los trekkings se puede dormir en casas de los poblados.
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