En el extremo oriental de la provincia de Almería se esconde un territorio de arrecifes rocosos, playas de dunas y pueblos blancos.
El parque natural que protege el Cabo de Gata es el de mayor extensión y relevancia ecológica del Mediterráneo peninsular y fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1997. Un territorio mágico que ha servido de escenario a películas míticas como Lawrence de Arabia (David Lean, 1962) o la primera entrega de la saga de Indiana Jones, En busca del Arca perdida (Steven Spielberg, 1981). Merece la pena detenerse en Almadraba de Monteleva, localidad antes llamada Las Salinas por los depósitos de sal que rodean el pueblo y que, junto con la pesca, constituían su principal industria. Las salinas son ahora un lugar habitado por cientos de especies de aves zancudas, como las avocetas, garzas, cigüeñelas y los flamencos. San José es el mayor enclave urbano del parque natural, con una población que pasa, durante la temporada alta, de 500 a 5.000 habitantes. Cuenta con una de las mejores playas de la zona, de arena fina. Es también un lugar idóneo para saborear las especialidades gastronómicas del Cabo de Gata: la mojama de almadraba, la caballa a la moruna, el gazpacho de ajoblanco, los andrajos, el sorbete de chumbos, las roscas de pan de aceite o las tortas de manteca. Entre Los Escullos y Agua Amarga se localizan sugerentes aldeas de tradición pescadora, como La Isleta, un enclave de pescadores que, hasta hace unas décadas, vivían de la faena diaria; hoy es un lugar mucho más concurrido debido a sus excelentes platos de pescado. El final por este recorrido por el Cabo de Gata podría ser el pueblo de Agua Amarga, en el que la pesca artesanal, aún presente, ha sido durante siglos su principal fuente de ingresos.

Este parque natural de Andalucía se sitúa junto al Mediterráneo, en el este de la provincia de Almería. La Unesco lo declaró Reserva de la Biosfera en 1997 por la riqueza ecológica de su paisaje de origen volcánico, con calas y playas de dunas, arrecifes y acantilados.

Cómo llegar
El Cabo de Gata se emplaza 25 km al este de Almería –Madrid está a 552 km–. El aeropuerto almeriense se sitúa a medio camino de la ciudad y el parque natural, y recibe vuelos desde varios puntos de la Península. Otra opción es llegar en tren a Almería (consultar horarios en www.renfe.es). En la estación y en el aeropuerto se puede alquilar un coche, la mejor forma de desplazarse por el Cabo de Gata. También hay líneas de autobuses que enlazan los principales pueblos.

Centro de Visitantes
Antes de iniciar el recorrido por el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar es recomendable visitar el centro de recepción Las Amoladeras, en el kilómetro 7 de la carretera de Almería a Cabo de Gata. Esta oficina ofrece mapas e información sobre una decena de miradores, 23 rutas senderistas, puntos de observación de aves y alojamiento. En el parque hay centros de alquiler de bicicletas, donde organizan rutas con guía (www.degata.com).

Dormir en el parque
Casas rurales y típicos cortijos transformados en hoteles son las mejores propuestas en esta zona, que también ofrece pequeños hoteles, hostales y cuatro cámpings. Webs de interés: www.casasruralesalmeria.com y www.toprural.com.

Almadraba de Monteleva
Esta localidad es una de las primeras que encontramos si se accede al parque desde el centro de visitantes. Es famosa por sus salinas, uno de los ecosistemas más valiosos de la reserva, lugar de reposo de aves migratorias. Se pueden contemplar desde un punto de observación acondicionado. Los mejores meses son marzo y octubre. Se aconseja llevar prismáticos. Otros lugares de interés cercanos son la playa de las Amoladeras –una de las más extensas del parque– y el pueblo marinero de San Miguel, un enclave popular por sus chiringuitos de pescadito frito.

El Cabo de Gata y su faro
Hacia el sur por la carretera de la costa, cada vez más estrecha y empinada, se alcanza el promontorio del cabo de Gata, coronado por un faro de 1863. Para llegar hasta él hay que dejar el vehículo en un aparcamiento y seguir a pie por un camino que conduce hasta el mirador de las Sirenas, con vistas a este impresionante arrecife. Visitar este lugar al atardecer permite disfrutar de una luz espectacular (www.parquenatural.com).

San José y sus playas
Al abrigo de los cerros de Enmedio y Cala Higuera se emplaza esta antigua aldea marinera, hoy el punto del parque con más alojamientos, comercios y locales de ocio. En sus proximidades destacan las playas más vírgenes del Cabo de Gata: Mónsul y Los Genoveses, a las que se puede llegar desde el pueblo con una línea de autobús gratuito.

Ruta por el este
Los Escullos es el principal enclave de la costa este del parque natural. Presidido por el castillo de San Felipe (siglo xvii), este pueblo de pescadores se asienta frente a la ensenada del mismo nombre. A su alrededor destacan varias visitas. Hacia el sur se halla el Pozo de los Frailes, donde está el cortijo que sirvió de inspiración a Federico García Lorca para escribir Bodas de Sangre. Cerca se sitúa el cerro de Los Frailes (493 m), que ofrece vistas sobre la costa. Al norte de Los Escullos destaca Rodalquilar, a 6 km, donde se puede recorrer unas antiguas minas de oro y plomo; y Campohermoso, a 18 km, que conserva un aljibe romano. Si se sigue el trazado de la costa se llega a Agua Amarga. A pesar de su florecimiento turístico, conserva la arquitectura típica almeriense de casas blancas (www.losescullossanjose.com).

Paraíso del buceo
El parque natural del Cabo de Gata abarca 12.000 hectáreas de aguas protegidas, hábitat de más de mil especies de flora y fauna. Sus fondos son un paraíso para los amantes del buceo. Existen centros de submarinismo repartidos por la zona, donde imparten cursos de distintos niveles. Destaca el litoral del pueblo de Las Negras, excelente para las inmersiones por sus aguas cálidas en las que crecen praderas de posidonias. Desde este pueblo de pescadores y playa de arena oscura salen excursiones en barco que recorren la costa. Sobre submarinismo: www.buceolasnegras.com.

Gastronomía y compras
El pescado es el producto estrella de la cocina del Cabo de Gata. Casi todos los pueblos de esta costa tienen chiringuitos donde preparan tapas de pescaíto frito –destacan los de San José– y especialidades locales como son la caballa a la moruna, el gazpacho de ajoblanco, los andrajos –una masa de harina de trigo con legumbres y pescado– y sorbetes de higos chumbos.
En cuanto a las compras, en talleres de artesanos y mercadillos ambulantes venden las tradicionales jarapas –tapices tejidos con tiras de trapos retorcidos–, piezas de cerámica de inspiración árabe y productos extraídos del aloe vera, plata autóctona de reconocidas propiedades cosméticas.

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