Las islas Seychelles -archipiélago de 115 islas situado en el océano Índico- se han comparado a menudo con el paraíso. Ya desde tiempos lejanos, en los siglos XVI y XVII, exploradores, comerciantes y bucaneros (incluso piratas) se aprovechaban de sus recursos naturales para reponerse de las largas rutas marítimas que unían África y Asia. Llegando desde el aeropuerto de Mahé, el barco acerca al visitante a las diferentes islas y permite desplazarse, por ejemplo, hasta Baie Sante Anne (principal puerto de Praslin). En esta isla se encuentra uno de los bosques más antiguos e inalterados del planeta: el Valle de Mai. Gracias a su gran valor natural fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1984. En su interior se halla la palmera "coco de mer", una especie vegetal muy curiosa que crece hasta los treinta metros y da frutos de hasta treinta kilos.
Continuando por la costa, se visitan las bahías (llamadas en francés "anse") donde se concentra la población, como Bahía Santa Anne, Anse Volbert y Grand Anse, donde se suele practicar submarinismo o si se prefiere, contratar excursiones en barco a otros islotes hasta Cousin, Sant Pierre o Curieuse: la famosa ruta del “Crucero de las Tres Islas”. Una de las paradas obligatorias es el parque nacional marino de la isla Curieuse, donde se pueden admirar las tortugas elefantinas de las Seychelles, una especie amenazadaza tanto por los antiguos navegantes como por los cazadores furtivos actuales.
Desde Anse Volbert se llega por carretera a Anse Lazio, una de las playas más hermosas. Así como sucede en la isla de Digue, todos los tópicos de las postales idílicas se hacen realidad. En Digue también es posible realizar otras actividades interesantes como visitar a caballo la Passe o L’Union Estate; allí viven aves endémicas como el papamoscas negro del Paraíso y el takamaka. La naturaleza tampoco se olvida de diseñar vistas increíbles en las costas de Source d’Argent, Grand Anse o Anse Patates. El viaje finaliza en realidad en su origen: el Marhé. El visitante no puede abandonarla antes de acercarse a alguna de sus playas, plantaciones de té, el mirador The Mission, o visitar la capital nacional más pequeña del mundo: Victoria, donde sólo existe un semáforo.
Las 115 islas que componen el archipiélago de Seychelles se esparcen en un radio de 700 km por las aguas del océano Índico, al nordeste de Madagascar y a 1.600 km de la costa africana. Nuestro reportaje recorre las islas principales: Praslin, La Digue y Mahé, donde está la capital, Victoria. Seychelles tiene 81.000 habitantes.
A tener en cuenta
Se precisa el pasaporte para viajes turísticos a Seychelles. El huso horario con relación a España es de tres horas más en invierno y dos en verano. La moneda local es la rupia de Seychelles (1 euro son 6,78) y los idiomas criollo, francés e inglés. Salvo en época de monzones (diciembre a marzo), el resto del año las islas disfrutan de un clima veraniego con 28ºC de media.
Llegar y desplazarse
Desde España no hay vuelos directos, pero se vuela a Mahé con compañías extranjeras, vía ciudad europea. Algunas islas menores tienen aeródromo. Es habitual que muchos hoteles ofrezcan un servicio de recogida de clientes en el aeropuerto. Si no es así, el taxi es lo mejor; la ciudad de Victoria está a 15 minutos en taxi del aeropuerto.
Mahé, Praslin y La Digue están unidas por ferries, cuyos precios varían según la rapidez y la comodidad del barco.
En Seychelles se conduce por la izquierda. El alquiler de un coche es aconsejable en Mahé y Praslin, con buenas carreteras. También el viaje en autobús, una forma asequible de descubrir el destino. En La Digue, llena de caminos, es recomendable la bicicleta; se alquilan en el puerto de llegada de los ferries.
Tipos de alojamiento
De junio a agosto y en diciembre es mejor viajar con la reserva realizada. En el aeropuerto de Mahé informan de los tipos de alojamiento regulados, desde los más baratos, como alquilar una habitación en casas privadas, a villas coloniales, bungalós o incluso barcos. Más información en: www.aspureasitgets.com.
Actividades
Descanso en playas, salidas al mar y senderismo son las principales propuestas de los hoteles y agencias de viaje de Mahé y Praslin, las islas con más infraestructura turística.
El buceo entre corales es una de las actividades estrella, ya sea con tubo y aletas junto a las costas o jornadas en alta mar, realizando varias inmersiones. Otra opción es disfrutar de un día en velero o en catamarán. Para los aficionados a la pesca Seychelles es un destino idóneo.
Hoteles y agencias también organizan visitas por el frondoso interior de Mahé y Praslin, con rutas a pie o en bicicleta, para observar la flora y fauna local.
Visitas principales
Paslin. A 35 kilómetros de la isla de Mahé. En la mitad sur está el valle de Mai, un bosque tropical Patrimonio de la Humanidad. En Anse Volbert se contratan
inmersiones y salidas en barco.
Parque Nacional de Isla Curieuse. La isla Curieuse se halla frente a la costa norte de Praslin. Toda la isla y las aguas que la rodean están protegidas. Se accede desde Anse Volbert.
La Digue. Es una de las islas más tranquilas de Seychelles. La localidad más importante es La Passe. Vale la pena visitar l’Union Estate, una fábrica de copra. En
la reserva de Veuve habitan aves endémicas como el papamoscas negro del Paraíso. En la costa sur se ven las curiosas formaciones graníticas de formas redondeadas.
Mahé. Es la isla más grande del archipiélago. Conserva 75 playas idílicas, como la de Takamaka. La visita a la Factoría de Té muestra plantaciones de té y cilantro.
Victoria. La capital de la República de Seychelles está en Mahé. Hay que visitar el Museo de Historia y el mercado Selwyn Clarke.
Parque Nacional de Sante Anne. A poca distancia de la costa este de Mahé, Sante Anne es el parque marino más visitado. El buceo es muy recomendable.
La visita de Mahé
En Victoria hay tiendas, bares, restaurantes y alguna visita de interés, como el Museo de Historia Natural (cierra domingo y es gratuito) o el de Historia (cierra miércoles y es de pago). El coche es el mejor medio para recorrer el interior y las 75 playas de la isla. La carretera central tiene desvíos a los picos principales (Trois Frères y Copolia Walk, ambos con senderos) y al mirador de La Misión, con vistas de Victoria y su amplia bahía.
La visita de Praslin y de La Digue
En el centro de Praslin destaca el valle de Mai, Patrimonio de la Humanidad. Los autobúses que salen de Grand Anse y cruzan la isla hasta Baie St. Anne paran en la entrada de este bosque, al que se accede pagando entrada. La playa Anse Lazio, en el norte, es visita obligada; muchos hoteles la incluyen en sus excursiones.
Desde otras islas se llega en ferry a La Passe, la población principal de La Digue. La isla sobresale por su tranquilidad. La bicicleta y el carro de bueyes son sus medios de transporte. En La Passe nace una senda costera que lleva a Anse Source D’Argent, la playa más idílica y con rocas espectaculares. La ruta pasa por la plantación l’Union State, que se visita a pie o a caballo. Otro recorrido se dirige hacia el sur, donde está la reserva Veuve, zona protegida y de acceso gratuito, dedicada a recuperar especies endémicas.
Etiquetas: Viajar por Asia