Petra y Palmira

En Oriente Medio, Jordania y Siria exhiben un alarde de patrimonio histórico. La ciudad nabatea de Petra es la atracción turística jordana más famosa. Situada a 262 kilómetros al sur de Ammán –la capital del país– es un yacimiento excepcional por sus templos y casi 800 tumbas esculpidas en la roca. Por su parte, Palmira, la famosa ciudad-oasis de Siria, se sitúa a 220 kilómetros al noroeste de Damasco, la capital.

Cuándo ir
La primavera y el otoño son las estaciones más amables para la visita a estos dos recintos arqueológicos. Al estar situados en pleno desierto, las temperaturas en ambos emplazamientos llegan a ser tórridas en verano, mientras el invierno, de noviembre a febrero, el frío es intenso.

Cómo llegar
Las compañías aéreas Royal Jordanian (Tel. 915 422 443) y Líneas Aéreas Sirias (Tel. 915 479 939) tienen vuelos regulares entre Madrid y las ciudades de Ammán (Jordania) y Damasco (Siria). Algo más económicos son los vuelos que tiene Air France (Tel. 901 112 266), vía París.

Documentación
Para viajar a Jordania se precisa el pasaporte en regla y un visado turístico que se puede conseguir en el aeropuerto de Ammán. Para Siria, además del pasaporte, hay que tener un visado que gestiona la embajada de Siria en Madrid.

Población
Jordania tiene cinco millones de habitantes, muchos de origen palestino, mientras en Siria viven dieciocho millones de personas. El 80% de la población de ambos países es musulmana, seguidos de minorías cristianas. La lengua oficial es el árabe, aunque en los lugares turísticos también se utiliza el inglés, el francés y el italiano.

Moneda
El dinar jordano y la libra siria son las monedas oficiales de estos países. 1 euro equivale a 1,14 dinares jordanos y a 58 libras sirias. Fuera de los núcleos urbanos, no siempre resulta fácil cambiar dinero.

Diferencia horaria
La diferencia horaria con España es de una hora más.

A tener en cuenta
Siria y Jordania son países musulmanes, por lo que hay que ser respetuosos con sus costumbres y usar una vestimenta adecuada, sin mostrar hombros, escotes, ni piernas. No existe ninguna prevención sanitaria especial, ni vacuna obligatoria.

Moverse por la zona
Existen varias compañías de autobuses que realizan cada día el trayecto entre Ammán y Petra. Aquí, hay que visitar el centro de información que se encuentra en el acceso principal, donde se ofrecen los servicios de guías oficiales y la posibilidad de ir a caballo por el Siq –desfiladero– hasta la explanada en la que se abre la ciudad nabatea; aquí la visita se sigue a pie. A las ruinas de Palmira se llega tras caminar unos 20 minutos desde el centro de la ciudad moderna de Palmira. Aquí está el museo de estas ruinas, que es mejor visitar en las horas de más calor. Desde este museo parten muchas excursiones a las ruinas; llegan a las torres funerarias que hay detrás del castillo, un buen lugar para contemplar el ocaso.

Principales visitas
Wadi Rum. Piedras de 300 m de altura, con formaciones espectaculares varadas en medio del desierto. Fue refugio de Lawrence de Arabia.
Petra. La capital de los nabateos permaneció oculta durante siglos. En el corazón de los montes de Shara, guarda sus tumbas y templos excavados en la roca. El Monasterio y el Tesoro son los edificios mejor conservados. Cerca, Siq al-Berid o «Pequeña Petra» consta de un corto cañón con paredes esculpidas.
Ammán. La capital de Jordania guarda de la Antigüedad un gran teatro y numerosas huellas en el Museo Nacional.
Jerash. El arco de Adriano, calles con adoquines, el templo de Zeus, el ágora, el templo de Artemisa... hacen de Jerash una de las ciudades romanas mejor conservadas.
Bosra. Su ciudadela de gruesos torreones guarda un teatro romano único, de basalto negro y en perfecto estado de conservación.
Damasco. Por el zoco al-Hamidiyah, una fiesta para los sentidos, se penetra en la ciudad vieja. Al final del zoco se yergue la mezquita de los Omeyas, del siglo VIII. El Museo Nacional es imprescindible.
Palmira. Además de visitar el contundente templo de Bel, hay que pasear por la gran columnata, a la que se asoman templos y edificios públicos, como el teatro. Al fondo, protegido por colinas, se esconden las torres funerarias que erigieron las grandes familias del próspero oasis. Desde lo alto del castillo árabe se obtienen vistas espléndidas.

Gastronomía
Las cocinas siria y jordana son el resultado de un pasado de encrucijada del que han sacado partido mezclando ingredientes de la gastronomía árabe y de la mediterránea. Las carnes, las legumbres, las verduras y las especias son ingredientes básicos de muchas especialidades. El plato jordano más popular es el mansaf –de carne de cordero cocinada con yogur y servido con arroz–, el musakhan –pollo asado con cebolla y piñones– y el maglouba –carne o pescado, con verduras y arroz–. La variedad es el adjetivo más ajustado para definir la cocina siria, de gran reputación en el mundo árabe. Son típicos el shawarma de cordero o pollo, el kibbeh –cordero y trigo picado– y el tabbuleh, una ensalada de perejil y trigo. El arak, un anís dulce, es una bebida muy popular en Jordania y en Siria. Los postres son muy dulces, en especial los elaborados con almendras.

Compras
En los zocos jordanos y sirios predomina la artesanía de textiles como las alfombras y los bordados; también sobresalen los trabajos en madera de olivo, en nácar, las cerámicas y las joyas de estilo beduino.

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