Mérida.

La antigua calzada romana que unía Mérida con Astorga es hoy un itinerario que permite recorrer montañas, ríos, valles y ciudades de una gran variedad paisajística y rico patrimonio arquitectónico.

Varias formas de seguir la calzada romana
Quinientos kilómetros separan Mérida de Astorga, las dos principales ciudades que enlazaba la antigua calzada de la Vía de la Plata. Esta ruta puede realizarse en coche, siguiendo en su mayor parte el trazado de la N-630. Otra opción es hacer la excursión en bicicleta, en viajes que pueden ocuparnos una semana, o imitar a los antiguos caminantes que la recorrían a pie, en una veintena de días. La vía está señalizada, de sur a norte, con flechas amarillas pintadas en las piedras, aunque también se conserva algún miliario romano original; en estos postes se informaba del camino recorrido desde la ciudad de origen, que era Mérida.

Principales visitas
Mérida. Sus vestigios romanos son Patrimonio de la Humanidad. Los más importantes son el teatro, un circo con aforo para 30.000 personas, un arco dedicado a Trajano, el templo de Diana y un puente que salva el río Albarregas. Vale la pena visitar su Museo Nacional de Arte Romano (Tel. 924 330 104): el edificio que lo aloja, obra del arquitecto Moneo, es el escenario idóneo para acoger su valioso fondo arqueológico. La mayoría de piezas proceden de la colonia Emerita Augusta; pinturas del anfiteatro, objetos de culto, retratos imperiales y mosaicos ayudan a recrear aquella época.
Cáceres. En su casco antiguo, también Patrimonio de la Humanidad, destaca la plaza Mayor, donde está el Ayuntamiento, numerosas casas nobles como la de Godoy y templos como el románico de Santiago.
Salamanca. Su corazón late en la barroca plaza Mayor. La ciudad cuenta con dos catedrales, la Vieja y la Nueva. La Universidad es una de las más antiguas de España. Entre sus casas señoriales hay que ver la de las Conchas. Un puente romano se alza sobre el río Tormes.
Zamora. En su castillo despunta la torre del Homenaje. La catedral es románica, con tintes bizantinos. El palacio del Obispo es otra visita.
Astorga. No hay que perderse la catedral, con fachada barroca e interior gótico, y el palacio Episcopal, diseñado por el arquitecto catalán Antoni Gaudí.
Benavente. Entre las iglesias de esta ciudad monumental destacan la románica de San Juan del Mercado y la cisterciense de Santa María del Azogue.
Aljucén. Parte de su término se halla en el Parque Natural de Cornalvo. Destacan la iglesia de San Andrés y, a las afueras, el dolmen de Lácara.
Béjar. Rezuma nobleza como la que tiene su palacio Ducal. Sobresale la iglesia de Santa María la Mayor.
La Bañeza. Su principal templo es la iglesia de Santa María, donde se ve un retablo Mayor, obra de Rivera.
Alcuéscar. Entre casas nobles está la basílica de Santa Lucía del Trampal.
Casas de don Antonio. La Vía de la Plata pasaba por su calle Real y por el puente que hay en el arroyo Santiago.
Alconétar. El embalse de Alcántara anegó parte del pueblo, dejando a la vista los pilares de un puente romano y la torre del castillo medieval de Floripes.
Baños de Montemayor. Este pueblo de tradición balnearia conserva los restos de unas termas romanas.
Álija del Infantado. Destaca el castillo-palacio del siglo XV y la iglesia románica de San Verísimo.
Aldea del Cano. Sus tesoros son las iglesias de San Martín y de Nuestra Señora de los Retablos.
La Vizana. Un puente romano cubre el río Órbigo.

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