Isla Madeira naturaleza pura

A mil kilómetros de distancia del Portugal continental y rodeada por el océano Atlántico, la isla de Madeira, que da nombre a su archipiélago, tiene una superficie de 737 kilómetros cuadrados y un relieve muy accidentado, con un interior verde y montañoso. Además de Madeira, la mayor de las islas, el archipiélago está formado por Porto Santo –una isla de 42 kilómetros cuadrados y una famosa playa de nueve kilómetros de largo– y por los grupos de islotes deshabitados de Desertas y Selvagens, ambos declarados reservas naturales. La capital de la región autónoma de Madeira es Funchal.

Cómo llegar
La compañía aérea TAP-Air Portugal (Tel. 901 116 718) vuela hasta Madeira, desde España, haciendo escala en Lisboa, desde donde se llega a Funchal en un trayecto de una hora y media. Por su parte, Iberia (Tel. 902 400 500) también vuela a Lisboa, donde se puede conectar con vuelos de TAP-Air Portugal.

Recorridos por la isla
Funchal es punto de llegada y salida de la isla y, en la mayoría de los casos, base para recorrer Madeira, por lo que posee una desarrollada infraestructura turística. Aquí varias empresas de alquiler de vehículos ofrecen sus servicios a los visitantes que quieran visitar la isla por cuenta propia. Otra idea es pactar los servicios de un taxista para toda una jornada o bien utilizar la red de autocares que salen de la estación de Funchal y llevan a muchos puntos de la isla como Porto Moniz, São Vicente, Santana o Cámara de Lobos. Por otro lado, desde el muelle de Funchal salen barcos hasta la isla de Porto Santo, a donde se llega tras 2.15 horas de travesía.

Visitas principales
Funchal. La capital de Madeira se extiende por las laderas que enmarcan una amplia bahía. Es destino vacacional todo el año gracias a su gran infraestructura. La riqueza agrícola de las fértiles tierras de Madeira puede descubrirse en una visita al colorido mercado Dos Lavradores de Funchal. Cada día, y sobre todo los fines de semana cuando los agricultores acuden desde los lugares más lejanos, se exponen a la venta una amplia gama de verduras, frutas exóticas, flores... y pescados, una de las atracciones del mercado.
Câmara de Lobos. Destacan el puerto y sus coloridas barcas y la iglesia de São Sebastian, adornada con azulejos.
Curral das Freiras. La mejor vista de este pueblo encajado entre montañas volcánicas se obtiene desde el mirador Eira do Serrado «nido de águila».
Pico do Arieiro. La carretera conduce hasta un mirador con vistas magníficas. Unsendero comunica el Arieiro con el pico Ruivo, el más alto de Madeira.
Ponta de São Lourenço. Entre los acantilados del este insular se halla la única playa de arena que tiene la isla
São Vicente. Las restauradas casas de este pueblo, blancas y con tejados naranjas, se agrupan en torno a la iglesia. El centro histórico es peatonal.
Ribeira da Janela. Precioso valle del oeste de Madeira accesible desde la carretera que une Santa y Rabaçal.
Porto Moniz. En la costa de este pequeño pueblo norteño, se han creado unas piscinas naturales de agua salada entre los puntiagudos y sugerentes escollos marinos.
Parque das Queimadas. Senderos y pasarelas de madera recorren este parque en una de las excursiones más atractivas de Madeira. Los árboles más antiguos de la isla, y musgos y helechos que refulgen cual esmeraldas, jalonan el trayecto por la acequia de Caldeirão Verde hasta su cascada. Una vez más, los constructores de las acequias han llegado al corazón primitivo de la isla abriendo un camino inolvidable.

Paseos al aire libre
La vegetación es uno de los atractivos de Madeira, por lo que vale la pena visitar alguno de los jardines botánicos que hay en la la isla, como el de Funchal, o el de Monte, rico en especies tropicales. El relieve tortuoso de Madeira, escarpado y rocoso, hace que resulte interesante recorrerla por las levadas, antiguas redes de canalización repartidas en 1.500 kilómetros, construidas para guiar el agua, entre valles y montañas hasta el corazón de la isla. Entre las excursiones más conocidas destacan las ascensiones a los picos do Ariero (1.818 m) y al Ruivo, el punto más elevado de Madeira (1.862 m). Un sendero comunica las dos cimas, ofreciendo vistas formidables. También destacan los paseos por los bosques de laurivilva de la isla, que ocupan cerca de 22 mil hectáreas; están declarados Patrimonio Natural de la Humanidad, y los senderos del Parque des Queimadas, entre ellos el que lleva a la cascada de Caldeirao Verde. En Funchal y otros pueblos han surgido empresas de turismo activo, que organizan descensos por cañones y paseos en kayak o ala delta, además de recorridos en barca o submarinismo.

Las mejores vistas
Entre los miradores naturales más destacados de Madeira resalta el del cabo Girão, situado a 569 metros sobre el nivel del mar. Otro balcón privilegiado es el pico Ruivo; lo mejor es ver salir el sol desde esta cumbre. También destaca el mirador del Nido de Águilas, con vistas al Curral das Freiras, en realidad, el cráter del volcán que dio origen a Madeira, donde hay un mirador desde el que se disfruta de vistas sobre las paredes volcánicas, hoy habitadas y cubiertas de vegetación.

Citas de interés
Un evento muy vistoso es la Fiesta de la Flor, que se celebra cada primavera –este año del 9 al 10 de abril–. Estos días, toda la isla, aunque principalmente Funchal, se engalana con flores exóticas y se realizan desfiles, romerías y pasacalles que dejan de manifiesto la exuberancia de la vegetación de Madeira, gran exportadora de flores a todo el mundo.

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