Entre las elevadas cumbres del Pirineo navarro, y ya próximo a la costa vasca, se extiende el valle del Roncal, una estrecha garganta que encierra siete villas muy peculiares: Burgui, Garde, Isaba, Roncal, Urzainqui, Uztárroz y Vidángoz. En estas pequeñas localidades formadas por casonas de piedra y calles empedradas no hace mucho tiempo se escuchaba hablar el roncalés, el dialecto más antiguo del euskera. Los buitres leonados y los escasos quebrantahuesos que surcan los cielos de Burgui marcan el inicio de este recorrido por los más bellos rincones de las montañas navarras. En Burgui, un puente de época romana cruza el Esca, río desde el que partían las almadías, balsas de troncos atados con ramas de avellano que vendían madera por el camino y cuyos almadieros retornaban al valle a pie. En el centro geográfico del valle se encuentra la villa del Roncal, en la que se erigen unas sorprendentes casas señoriales, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de una zona rural y montañosa. Entre ellas se erige la casa del roncalés más universal, el tenor Julian Gayarre (1844-1890), cuya vivienda está convertida en un museo. Ya en la localidad de Isaba, el viajero podrá observar una curiosa mezcla de pastores, montañeros y aficionados al esquí, que conviven en ciertos periodos del año. Toman este pueblo como campamento base para sus ascensiones a Ezkaurre, al pico Anie y a la mítica Mesa de los tres reyes. Antaño, las actividades que sustentaban a la población de estas siete villas eran la ganadería y la explotación forestal, pero hoy en día la mayoría de los habitantes están ocupados en el sector turístico. Sin embargo, de aquella época aún perdura un producto que posee un gran reconocimiento en nuestro país: el queso del Roncal. Está elaborado con la leche de las ovejas latxas, que pastan en prados de más de 1000 metros de altura, como los de Belagua.

A tener en cuenta
El clima del valle es de alta montaña. El verano es suave, con una temperatura que oscila alrededor de 250 C. Incluso en los meses calurosos, se recomienda llevar ropa de abrigo si se tiene pensado realizar rutas de montaña. El invierno es frío y con nevadas abundantes.

Cómo llegar y desplazarse
La mejor opción para descubrir el valle de Roncal es el coche, pues permite acceder a los lugares más recónditos. La carretera NA-137, cuyo trazado es paralelo al río Esca, ejerce de columna vertebral. Desde Pamplona se puede llegar a Burgui con líneas regulares de autobús, que también enlazan a diario con otros pueblos del valle, a excepción de Garde, al que sólo viajan dos días por semana (www.autobusesdenavarra.com). El principal aeropuerto de la zona es el de Pamplona, con conexiones diarias desde Madrid y Barcelona.

Alojamiento
Roncal e Isaba concentran la mayor oferta del valle, compuesta por pensiones, hostales y pequeños hoteles. En el valle abundan las casas rurales. En Isaba y Garde hay albergues y dos cámpings, abiertos todo el año. Consulta y reserva en la web: www.vallederoncal.es.

Las principales visitas
Burgui. Puerta de entrada al valle del Roncal, este pueblo conserva su antiguo puente romano sobre el Esca y una profunda foz con una de las principales colonias de buitres leonados del Pirineo.
Roncal. Las casas roncalesas son una de las señas de identidad del valle y tienen sus mejores exponentes en esta villa. Su Centro de Interpretación es una buena forma de iniciarse en el conocimiento de la naturaleza y la gente del valle.
Isaba. Un aire de distinción alpina caracteriza este pueblo, de casas tradicionales, chimeneas humeantes y tejados empinados. Es la villa más dinámica del valle, con un constante ajetreo de montañeros y turistas
Rincón de Belagua. Sus magníficos bosques de hayas y abetosesconden una gran riqueza natural y un puñado de caminos de montañas ideales para adentrarse por bellos rincones pirenaicos.
Uztárroz. Pintoresco y tranquilo pueblo con una interesante quesería, que es a la vez un pequeño museo sobre los pastores roncaleses y sus costumbres
Reserva natural de Larra. Esta inmensa reserva comprende uno de los macizos kársticos mas extenso de Europa, formado por grandes extensiones de roca caliza, permeable al agua, que se filtra y circula subterráneamente.

La aldea de Burgui
Es la puerta de acceso natural al valle. Se asienta junto a la foz de Burgui, que forma el río Eska entre las sierras de Illón y de la Peña. Entre sus rocas habita una de las mayores colonias de rapaces de la Península. El pueblo conserva una sólida arquitectura pirenaica y un puente medieval desde el que se tiene una bonita vista de Burgui. Junto a él se sitúa el Monumento a la Almadía, la balsa tradicional que durante siglos transportó por el Eska troncos de madera, uno de los principales recursos económicos del valle. En la plaza de la Villa hay un museo sobre esta tradición (Tel. 948 477 153).
En Burgui, cada año a primeros de mayo, se realiza el descenso de almadías por el río Eska, en homenaje a estas peculiares embarcaciones que daban salida a las masas forestales de los montes pirenaicos. Para completar el día se puede visitar el Museo de La Almadía, en el centro de Burgui (www.almadiasdenavarra.com).

El centro del valle
Apenas 10 km al norte de Burgui, por la carretera comarcal NA-2132, se llega a Vidángoz, un pequeño pueblo famoso por sus fiestas de agosto, que rememoran antiguos aquelarres de brujas. En Vidángoz las casonas de piedra rodean la iglesia gótica de San Pedro. Desde muchas de sus calles empedradas se tienen magníficas vistas del valle. En los alrededores destacan la foz de Biniés y el cercano caserío de Garde –un lugar frecuentado por montañeros que acuden para escalar los picos aledaños– donde destaca la iglesia de Santiago. A 5 km se encuentra Roncal, la villa que da nombre al valle. Allí nació el tenor Sebastián Julián Gayarre (1844-1890), que tiene un museo dedicado (Tel. 948 475 180). En Roncal, además, está el Centro de Interpretación de la Naturaleza del valle (Tel. 948 475 317), con una exposición sobre la fauna y flora del valle, así como sobre su historia y las rutas y actividades posibles.

Pueblos del norte
Rodeado por densos bosques se halla Urzainqui, donde vale la pena visitar las iglesias góticas de San Salvador y San Martín. A 5 km está Isaba, el municipio más poblado de la comarca y punto de partida de rutas por el vecino valle de Belagua. Por su lado, Uztárroz, uno de los mejores conjuntos arquitectónicos del Pirineo, tiene la iglesia de Santa Engracia, con una valiosa colección de órganos y platería religiosa.

Prados de Belagua
Al norte, ya junto a la frontera con Francia, se halla Belagua, uno de los ecosistema más relevantes del Pirineo. Se trata de una extensa llanura rodeada por cumbres como la Mesa de los Tres Reyes (2.428 m). En este llano se pueden admirar el dolmen de Arrako, varias bordas de pastores y las reservas naturales de Aztaparreta –un magnífico hayedo y abetal– y Larra, uno de los parajes kársticos más extensos de Europa.

Actividades y miradores
El Roncal está surcado por pequeños senderos de 2 a 6 km de longitud, algunos de los cuales discurren por vías transhumantes. El GR-13, de 100 km, sale de Vidángoz y se dirige a las Bardenas Reales. Muchas rutas finalizan en miradores como el de Belagua o el de Laza, en Uztárroz. La mayoría de excursiones a pie son de dificultad media-alta. También existe un circuito para bicicleta de más de 50 km, que surca gran parte del Roncal. La ascensión a los picos más próximos y la espeleología en el macizo de Larra son otras actividades muy populares. La web www.pirineonavarro.com incluye una descripción de las rutas.

Las queserías
En el valle se elabora un queso con leche de oveja, distinguido con la Denominación de Origen Roncal. En Burgui, Roncal o Vindágoz es posible visitar –previa cita– alguna quesería para ver la elaboración de este queso de sabor fuerte.

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