Irlanda

La fantasía y la realidad; el progreso y la superstición; el mundo de los hombres y el de las brujas; el latido de las canciones celtas y el peso de una historia trepidante. La costa oeste de Irlanda sobrecoge y abruma al viajero en un escenario salpicado de pequeñas islas, majestuosos acantilados, ruinas prehistóricas y verdes praderas. Y si oteamos en el horizonte aparece siempre el inmenso océano, que ya no toca tierra hasta llegar a América. La ciudad de Killarney es un magnífico punto de partida para conocer el oeste de Irlanda. Son recomendables las excursiones por el Parque Nacional de Killarney, un paraje bucólico que cuenta con maravillas arquitectónicas como el Ross Castle o Muckross House. En el condado de Kerry, un intenso color verde impregna el delicioso paisaje, en el que se encuentran algunas de las montañas más altas de toda Irlanda. Es inevitable acercarse a los lugareños y escuchar historias en boca de un Murphy o un O’Connor (algunos de los apellidos más comunes de Irlanda). Mientras tanto, los muchachos practican el fútbol gaélico —el deporte nacional—, una suerte de baloncesto, balonpié y rugby. Pero detrás de este ritmo apacible y sosegado se advierte el alma trágica de un país que libró una guerra de independencia, luchó contra el colonialismo británico, sobrevivió a la hambruna de la patata, negoció la partición del Ulster y fue testigo de la batalla entre católicos y protestantes, el IRA y las fuerzas de seguridad de la Corona. Una historia turbulenta que ha sido narrada con tesón por las mejores plumas del país: Yeats, James Joyce, Oscar Wilde y Bernard Shaw. Un pasado marcado también por las ingentes emigraciones que buscaron refugio en Estados Unidos y que hoy se exhiben orgullosas de sus raíces y tradiciones: ya sean los policías en Boston, los bomberos en Chicago o los políticos en Nueva York.

El artículo recorre el sudoeste de Irlanda, en especial los condados de Kerry –su capital es Tralee– y Clare –Ennis–. Los paisajes de estos condados conservan la esencia irlandesa, con pueblos e islas tranquilas como las Aran o las Skellig, y altas montañas que finalizan en una costa acantilada, cuyo máximo exponente son los famosos acantilados de Moher.

A tener en cuenta
Para visitar Irlanda se necesita el DNI o el pasaporte en regla.
El euro es la moneda oficial del país. El mejor momento para viajar a la costa oeste de Irlanda es en julio y agosto: llueve menos y la temperatura oscila en torno a los 20º C. En cuanto a la ropa necesaria, se recomienda llevar un buen calzado para caminar por senderos y si se prevé subir alguna montaña. Asimismo, el chubasquero es imprescindible, pues incluso en verano pueden acontecer días lluviosos.

Cómo llegar
Desde España se vuela directo a Dublín y Galway, donde se enlaza con vuelos a aeropuertos del oeste, como el de Kerry (www.ke rryairport.ie), cerca de Killarney, donde se inicia nuestro viaje.

Cómo moverse
Las principales ciudades de Kerry y Clare están conectadas por tren (www.irishrail.ie), mientras el autobús acerca a enclaves más específicos. En las oficinas de turismo venden un abono que permite viajar con descuentos (www.buseireann.ie). En los aeropuertos y en las ciudades más grandes hay empresas de alquiler de coches, un buen medio para recorrer el país. Se conduce por la izquierda.

Dónde dormir
La oferta hotelera en esta zona de Irlanda es amplia y ofrece una buena relación calidad-precio. Se puede escoger entre hoteles, cámpings, balnearios y hasta castillos, aunque la opción más extendida es el bed and breakfast, que combina alojamiento y alimentación (www.corkkerry.ie).

Visitas imprescindibles
Killarney. Es una de las ciudades más visitadas de la región por su situación estratégica y encanto. Casas de vivos colores y pubs animan sus calles.
Parque Nacional de Killarney. Absolutamente verde, las diez mil hectáreas que forman el parque se pueden recorrer a caballo, a pie o en bicicleta. Hay que detenerse en Ross Castle, junto al lago Lower, donde alquilan barcas para visitar la isla Innisfallen.
Anillo de Kerry. Esta ruta circular de 190 kilómetros por la península de Iveragh permite recorrer enclaves tan bellos como Ballinskellig.
Islas skellig. Dos islotes, a 16 km de la punta occidental de Iveragh, encarnan el tópico de belleza que sugiere Irlanda.
Dingle. La más septentrional de las penínsulas de Kerry es también la que posee un paisaje más virgen. También se recorre por una ruta circular.
Doolin. Punto estratégico para visitar el Burren y Moher, es un pequeño pueblo famoso por sus pubs y su música celta.
Burren. La extraña visión de esta enorme meseta cárstica sugiere un viaje a tierras de otro mundo. En las grietas de las rocas crece una variada vegetación de arbustos. También se visitan numerosos vestigios prehistóricos.
Acantilados de Moher. El fuerte viento, casi siempre presente, el mar bravío chocando contra las paredes de roca de 200 metros de altura, forman uno de los espectáculos naturales más impresionantes de Europa.
Islas Aran. Accesibles en barco y en avión, en las islas de Inishmore, Inishmann e Inisheer, la vida apenas ha cambiado en los últimos cien años. Se aconseja visitar el fuerte de Dun Aengus, en Inishmore, y comprar los típicos suéters de lana y las cremas elaboradas a base de algas.

Condado de Kerry
Killarney es una excelente base para iniciar el recorrido por el sudoeste de Irlanda. La ciudad se ubica 32 km al sur de Tralee, la capital del condado. Se puede llegar en avión al aeropuerto de Kerry, conectado por autobús y tren con Killarney. La ciudad cuenta con un alojamiento variado y agencias de viaje donde contratar excursiones por los alrededores. Una de ellas es al Parque Nacional de Killarney, que puede recorrerse a pie, a caballo o en bicicleta. En esta reserva está el castillo de Ross (siglo XIV), abierto al público. Se sitúa junto al lago Lower, un idílico lugar para un paseo en barca. Más información en www.killarneytown.com.
Una opción para conocer el condado es viajar por el denominado Anillo de Kerry, una ruta circular de 190 km por la península de Iveragh que ocupa una jornada entera; pasa por áreas de costa, montaña y restos megalíticos (www.ringofkerrytourism.com).
Al norte del Anillo de Kerry está la península de Dingle, 49 km al oeste de Tralee –a dos horas en autobús–. Se trata del territorio más al norte del condado de Kerry, rodeado de dunas como las de Inch y playas como la de Kylmalkedar. El ascenso a Mount Brendan es una de las caminatas más atractivas. Más información en: www.dingleactivities.com y www.dingle-peninsu la.ie.

Condado de Clare
El aeropuerto de entrada al condado de Clare es el de Shannon (www.shannonairport.com), conectado por autobús con Ennis, la capital. Desde esta ciudad salen líneas regulares de autocares hacia la costa para visitar los acantilados de Moher –situados a 60 km de distancia–, uno de sus principales atractivos paisajísticos. Son una maravilla natural, con acantilados de hasta 200 metros de altura y 8 km de longitud. En esta misma costa, 11 km al norte, aparece Doolin, pueblo pesquero y meca de la música celta, que se escucha en directo en muchos de sus pubs. El último fin de semana de febrero se organiza el Festival de Música Tradicional (www.doolin-tourism.com). Desde Doolin se inicia otra ruta circular por la región de Burren, una extensa meseta de 500 km2, en la que abundan los restos megalíticos (www.theburrencentre.ie).

Islasdel oeste
La costa oeste de Irlanda está llena de pequeños archipiélagos dispersos. Muchos están conectados por transbordadores, con horarios que dependen del estado del mar. En la península de Iveragh está el pueblo de Cahersiveen, desde donde zarpan barcos a las islas Skellig, a 16 km de la costa oeste. Además de extensas playas y parajes solitarios, en la isla Skellig Michael –también conocida como Gran Skellig– se conservan los vestigios de un monasterio del siglo X.
Más al norte, frente a la costa de Dingle, se sitúan las islas Blasket. Desde el puerto del pueblo sale una embarcación para doce personas cada dos horas; en apenas treinta minutos desembarca en la mayor de las Blaskett, donde funcionan varios hoteles. Información: www.greatblasketisland.com.
Por último, cabe destacar las islas Aran: Inishmore, Inishere e Inishmann. Se hallan a unos 45 minutos en barco de Doolin, aunque también se puede volar hasta su pequeño aeropuerto –desde Galway el vuelo tarda quince minutos–. En Inishmore se halla el Centro de Visitantes, donde informan de rutas senderistas y monumentos megalíticos (www.aerarann.ie).

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