Un itinerario a pie enlaza los tres enclaves más antiguos de Roma: el Coliseo, los Foros y la vía Appia. Hace dos milenios la capital italiana ya maravillaba a los visitantes por su elevada población, por la originalidad de su trazado urbano y por el cosmopolitismo que irradiaba; Roma es la madre de todas las ciudades. Junto a la basílica de San Pedro, en la ribera derecha del Tíber, se levanta el castillo de Sant' Angelo -o Castello, como lo conocen los romanos-, una extraordinaria mezcla de arquitecturas distintas. Concebido en primer lugar como mausoleo del emperador Adriano y de sus sucesores, hasta Caracalla, pasó a convertirse en icono del poder temporal de los papas, funcionó como fortaleza, cárcel y cuartel de tortura. A los pies del Palatino -la colina que constituyó el núcleo original de Roma- y del cercano Capitolio se extienden los Foros, centro de la vida pública romana, donde se entrecruzaban política y negocios. Frente al Foro de Trajano se suceden el Foro de César, el de Augusto, el de la Paz, el de Nerva. Al fondo, destaca la imponente mole del Coliseo. Originalmente llamado Anfiteatro Flavio, el recinto pasó a denominarse con su nombre actual por la enorme estatua de Nerón que se encontraba allí, de 30 metros de altura y bronce dorado. Pasaron por su inmensa arena casi un millón de víctimas: cristianos, prisioneros y gladiadores. El Panteón es otra de las maravillas arquitectónicas de Roma -y del mundo-. El templo de todos los dioses estuvo consagrado en época cristiana a todos los mártires y, posteriormente, fue la tumba de grandes artistas del Renacimiento, como Rafael. Por último, la vía Appia Antica, avenida del siglo II, ofrece uno de los paseos más agradables de la Roma antigua.

El centro de la capital italiana reúne los vestigios más valiosos del Imperio romano, la mayoría agrupados en el barrio del Coliseo. El conjunto está declarado Patrimonio de la Humanidad.

A tener en cuenta
Cualquier época es buena para visitar Roma, pero en primavera las temperaturas son más agradables –16º C de media- y menor la afluencia de visitantes lo que permite recorrer las ruinas de forma más sosegada. Para entrar en el país sólo se necesita el carnet de identidad en regla. La moneda oficial es el euro y el idioma, el italiano. No hay diferencia horaria con la Península.

Cómo llegar
Roma tiene dos aeropuertos: el Fiumicino o Leonardo da Vinci, para los vuelos regulares, y el Ciampino, mayoritariamente para compañías de bajo coste. Desde el primero se puede llegar al centro con el tren Leonardo Express: sale cada media hora y el trayecto dura 35 minutos (www.trenitalia.com). Desde Ciampino, la única opción es el taxi.

Moverse por la ciudad
La capital italiana cuenta con dos líneas de metro y una amplia red de autobús y tranvía (www.atac.roma.it), aunque la mejor forma de recorrer las ruinas romanas del centro es a pie. La línea Archeobus (www.trambusopen.com) incluye en su ruta los monumentos esenciales de la antigua Roma. Otra idea es alquilar una bicicleta o un ciclomotor (www.bicibaci.com y www.happyrent.com). Una forma distinta de ver el conjunto es en un crucero por el río Tíber (www.battellidiroma.it), que se puede iniciar en diversas paradas.

Alojamiento
Existen muchas webs donde consultar la amplia oferta hotelera de Roma, según criterios de ubicación y precio (www.travelitalia.com o www.hotelesderoma.es). El sistema bed&breakfast (www.bbitalia. it) resulta asequible. Una opción distinta es la posibilidad de dormir en conventos que tienen hospedería (www.monasterystays.com)Consejos para la visita
La mejor forma de evitar las colas para visitar las ruinas romanas es sacar las entradas con antelación y de forma conjunta. Una opción es por internet (www.ticketclic.it o www.rome-museum.com) y otra acudir a la Oficina de Turismo de la Via Parigi, 5, donde también venden la Roma Archeologia Card, válida para siete días, que permite entrar en el Coliseo, las Termas de Caracalla y varios museos.

Vestigios imprescindibles
El Coliseo es el monumento más visitado de Italia. Este anfiteatro fue construido entre los años 72 y 80 d.C., con una capacidad para 55.000 espectadores que contemplaban en su arena luchas entre gladiadores y fieras salvajes. Frente al Coliseo se encuentran el Templo de Saturno (el monumento más antiguo del recinto, construido entre los años 501 y 498 a. C.) y el Arco de Constantino (siglo iv). El Foro es el otro emblema de la zona arqueológica. La entrada es gratuita, pero dada la riqueza de su contenido es aconsejable contratar una visita con guía. El emperador Julio César mandó ampliarlo hacia el año 50 a.C., y el resultado puede contemplarse en los Foros Imperiales, situados al otro lado.
El paseo por Roma continúa hacia el Monte Palatino, donde se halla el Circo Massimo (siglo iv a. C.). En su tiempo fue la pista de cuádrigas más importante del Imperio, con capacidad para 400.000 espectadores. Por la vía de las Termas se llega a las de Caracalla, que fueron edificadas entre los años 212 y 216 a.C. En tiempos del Imperio las termas constituían un importante centro de reuniones sociales. Hoy en día se conservan intactos buena parte de sus mosaicos y en verano son el escenario de conciertos de música clásica (www.romeguide.it). Otras termas que se pueden visitar en el conjunto arqueológico de Roma son las de Trajano (siglo i), emplazadas en el monte Esquilino, al otro lado del Coliseo.

Museo Capitolinos
Enel monte Capitolino se sitúa la plaza del Campidoglio, diseñada por Miguel Ángel y presidida por los palacios Nuovo y dei Conservatori, ambos sede de los Museos Capitolinos. El primero reúne una colección de esculturas romanas y el segundo obras esenciales de la historia de la ciudad, como la estatua etrusca de Lupa Capitolina (siglo IV a.C.), que representa a la loba amamantando a los fundadores de la ciudad: Rómulo y Remo. Desde la colina que ocupan se tienen vistas magníficas de los foros romanos (www.museicapitolini.org).

Panteón y alrededores
Al norte del recinto arqueológico de Roma, se halla la plaza de la Rotonda, donde se erige el edificio del Panteón, templo de todos los dioses en la época del Imperio romano. Construido en el siglo ii, en su sobria estructura destaca una cúpula de 43 m de diámetro. La entrada es gratuita, y da acceso a un interior impresionante de mármol, donde fue enterrado Rafael en 1520, a petición propia. El Panteón preside una plaza donde se aglutinan cafés con terrazas desde las que es fácil disfrutar de conciertos callejeros. A pocos metros se localizan las plazas Navona, la más concurrida de Roma, y Campo di Fiori, escenario de un colorista mercado matinal y zona de
copas de noche. Por último, siguiendo el Corso Vittorio Emanuele II, al otro lado del Tíber, se llega al Castillo Sant’Angelo, del siglo i, con una terraza donde se disfruta de excelentes vistas.

Pasta, pizza, café y helado
El centro histórico está repleto de trattorias, típicas y recomendables. Entre los locales más emblemáticos destacan Il Baffetto (Governo Vecchio 11), de ambiente popular, y La Montecarlo (Viccolo Savelli 12), cuyo plato más típico son las flores de calabacín fritas. El mejor café lo sirven en la Tazza d’Oro (www.tazzadoro.it), junto al Panteón, y en el Caffè Sant’Eustachio (www.santeustachioilcaffe.it), en la plaza de igual nombre. La heladería más antigua de Roma es Giolitti (Via Ufficidel Vicario, 40), con una amplia oferta de sabores (www.giolitti.it).

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