Brujas

En el noroeste de Bélgica, cerca ya de la salida que el país tiene al mar del Norte, se halla Brujas,

la capital de Flandes occidental y una de las ciudades medievales mejor conservadas de Europa. Es conocida con el sobrenombre de «la Venecia del norte» por los canales que la surcan y que forman las aguas del Zwin. En el año 2000, la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad a su monumental casco antiguo.

Cómo llegar
No existen vuelos directos entre España y Brujas. La mejor opción es viajar hasta Bruselas con las compañías aéreas SN Brussels Airlines (Tel. 902 901 492) o Iberia (Tel. 902 400 500), que disponen de varias frecuencias al día. A su oferta hay que añadir la de otras compañías de bajo coste, como Vueling (www.vueling.es) y Ryanair (www.ryanair.com), que vuelan desde los principales aeropuertos nacionales y desde otros menos habituales como los de Gerona, Valladolid u Oviedo. Una vez en Bruselas, la forma más práctica de acercarse a Brujas es en tren. En el mismo aeropuerto se puede tomar uno hasta la Estación Central, donde hay que hacer transbordo hasta Brujas; en la web www.b-rail.be hay información sobre horarios, duración de trayectos y precios.

Las mejores vistas
Vale la pena contemplar el centro histórico de Brujas en su conjunto. Una de las opciones es subir los 366 escalones que hay hasta lo alto del campanario de Belfort, que preside la plaza del Mercado y desde el que se domina una amplia panorámica. Otra opción lleva al oeste de la ciudad, donde está el auditorio Concergebouw; junto a él se halla el Terrascafé, con otra magnífica vista. Una perspectiva muy bonita de Brujas se tiene desde las barcazas que surcan los canales, pasando bajo románticos puentes –hay más de 50– y llegando a rincones a los que no siempre se puede acceder a pie; los paseos duran unos 30 minutos y pueden iniciarse en cualquiera de los cinco muelles repartidos por los canales, el más céntrico junto a la plaza del Burg.

Moverse por la ciudad
Las calles medievales que rodean las plazas del Burg y del Mercado pueden recorrerse en tranquilos paseos en carruajes de caballos o en bicicleta; las oficinas de turismo informan de los puntos de salida para estas excursiones. Pero, lo mejor en Brujas, es pasear sin rumbo por las calles medievales. Puede ayudar seguir las rutas a pie que organizan en la oficina de turismo. Por ejemplo, «Brujas, ciudad de arte» recorre alguno de los 150 monumentos protegidos del centro histórico; «Brujas durmiente» pasea por rincones aislados con iglesias recónditas, molinos y restos de la fortificación medieval; y «Brujas y Europa», visita los barrios gremiales del siglo XV, donde se establecieron los comerciantes de la Liga Hanseática.

Principales visitas
Plaza Markt. Centro neurálgico de Brujas, la plaza del Mercado reúne el espléndido edificio neogótico donde están las salas de la administración provincial, las casas de los gremios –muchas tapadas por las terrazas de los cafés– y la torre Belfort.
Campanario Belfort. Es un símbolo de la ciudad. Construido entre los siglos XIII y XIV, desde lo alto de la torre se tiene un panorama magnífico de la población. Las 47 campanas del carillón ofrecen en verano conciertos nocturnos.
Plaza del Burg. Es el otro gran centro urbano. La parte sur de la plaza está flanqueada por algunos de los edificios más elegantes de la ciudad. Entre ellos, la venerada basílica de la Santa Sangre.
Ayuntamiento. Es otro de los edificios de la plaza del Burg. La sala gótica del Stadhuis evoca la Brujas medieval mejor que otras partes de la ciudad. En este lugar, Felipe el Bueno convocó los primeros Estados Generales de los Países Bajos, en 1464.
Iglesia de Nuestra Señora. Aparte de albergar la Virgen con el niño, tallada en mármol blanco por Miguel Ángel, el templo es un bello mausoleo donde descansan, entre otros, María de Borgoña y Carlos el Temerario.
Museo Groeninge. Imprescindible visita para los amantes de la pintura flamenca. Reúne obras maestras de la antigua Escuela Flamenca: Jan van Eyck, Hugo van der Goes y Van der Weyden, así como una buena colección de expresionistas flamencos.
Museo Memling. Se halla en el antiguo Hospital de San Juan, un conjunto de edificios dedicados a la beneficiencia construidos en ladrillo rojo. El museo se sitúa en la iglesia del hospital y alberga las obras del artista alemán que triunfó en Brujas.
Begijnhof. Antiguamente conocido como beaterio Principesco de la Viña y fundado en 1245, hoy es un convento y un oasis de paz que transporta al viajero a la Edad Media.
Museo de Artes Decorativas Gruuthuse. Alojado en el palacio de esta noble familia, conserva muebles, utensilios caseros, armas e instrumentos musicales.
Museo del Diamante de Brujas. Es el más moderno de los cinco que hay en el mundo.

Cervecerías históricas
En los restaurantes que se suceden en la plaza del Mercado de Brujas se pueden degustar los numerosos tipos de cervezas que se producen en Bélgica. Sin embargo, lo más típico es visitar las históricas cervecerías del siglo xvi, que aún quedan en la ciudad. La de Halve Maan –en Walplein, 26– ya era mencionada en 1546; tiene un museo y aún elaboran su especialidad, la cerveza straffe hendrix. Otra de las cervecerías típicas es De Gouden Boom –en Langestraat, 47–, con historia desde 1587.

Compras culinarias
Aunque no se tenga intención de comprar, vale la pena pasear por el mercado de La Pescadería, que se organiza cada mañana –excepto domingo y lunes– en la plaza Vismarkt. En Brujas tienen fama las confiterías en las que elaboran, de forma artesanal, chocolates y pralinés; una muy conocida es Suykerbuyc, en Katelijnestraat, 5. En el museo monográfico Choco Story, en St. Jansplein (www.choco-story.be) se puede conocer la historia de este producto y de sus procesos de elaboración; se realizan visitas guiadas y tiene tienda.

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