Alpes franceses

Los departamentos de Isère, Saboya y Alta Saboya –por los que transcurre nuestro artículo– forman parte de la región Rhône-Alpes, situada en el sudeste de Francia y presidida por las cimas de los Alpes. La zona comparte fronteras con Italia en el sudeste y Suiza en el nordeste, donde se reparten las aguas del lago Léman. Región de profundo intercambio histórico, en ella destacan las ciudades de Grenoble, que ejerce de motor de la zona, y Chamonix, destacado centro invernal.

Cuándo ir
Los Alpes franceses son destino vacacional en cualquier época del año. Con el frío, se convierte en el dominio esquiable más grande del mundo, con 180 estaciones de invierno, de las que 17 están interconectadas. Con el buen tiempo, sus montañas y valles son el escenarios de actividades al aire libre como el senderismo, el alpinismo y rutas en bicicleta (www.hautesavoie-tourisme.com).
Cómo llegar
Air France (Tel. 901 112 266) e Iberia (Tel. 902 400 500) tienen vuelos a Lyon, el principal aeropuerto de la zona, situado a 105 kilómetros al oeste de Grenoble. Desde la terminal del aeropuerto se puede viajar a las ciudades de Grenoble y a Chamonix con la red de autocares Satobus; también en tres desde la estación del aeropuerto. Sin embargo, la opción más cómoda es alquilar un vehículo para recorrer libremente la zona. Otra idea es llegar en avión hasta la ciudad suiza de Ginebra, en la orilla norte del lago Léman, y pasar al sector francés para iniciar el viaje.

A tener en cuenta
El Chéquier Privilèges –talonario turístico de venta en oficinas de turismo– permite tener ventajas en los precios de visitas guiadas, museos, en restaurantes y en los cincuenta hoteles adscritos a la promoción. En ciudades como Grenoble y Chambéry disponen de la tarjeta turística Multipass, con opción «Ciudad» o «Montaña».

Las mejores vistas
En Grenoble, se puede subir en uno de los pocos teleféricos urbanos del país, que lleva hasta el mirador de la Bastille, con vistas a la ciudad y a los Alpes. En Annecy, «la pequeña Venecia de la Saboya», se puede recorrer el barrio antiguo peatonal, con divertidas rutas temáticas –romántica, curiosa, pícara...–. Una forma de visitar Chambéry es en crucero por el Bourget, el lago natural más grande de Francia; uno de estos paseos conduce hasta la abadía de Hautecombe, la necrópolis de los príncipes de Saboya. En las montañas, también se puede disfrutar de panorámicas impresionantes. De Chamonix sale el pequeño tren rojo de Montenvers que sube los 900 metros de pendiente que hay hasta la Mer de Glace, el mayor glaciar de Francia; desde Chamonix también se asciende al pico Aiguille du Midi, de 3.800 metros de altura, desde el que se contempla todo el valle; otra cima que se visitan desde Chamonix es la Bionnassay, a 2.372 metros de altitud. Los parques naturales de la zona –Ecrins, La Vanoise y Vercors– son otro reclamo de la zona; pueden recorrerse, entre junio y septiembre, en excursiones con guía de alta montaña. Otra actividad es navengar por los ríos Ródano e Isère, practicando kayak o rafting en aguas bravas.

Visitas principales:
Grenoble. Capital de los Alpes, es la puerta francesa a la cordillera alpina. Entre sus secretos oculta el Museo de Grenoble, con una colección de pintura completísima, y una oferta gastronómica internacional.
P.N. de Vercors. Junto con La Chartreuse y Les Bauges, forma una gran barrera rocosa al oeste de los Alpes. Ascender a alguna cima de estos tres parques proporciona una visión general de la cordillera. El tren de La Mure, de principios del siglo XX, recorre el corazón de Vercors en un viaje inolvidable.
P. N. de los Écrins. Por este macizo, con cimas que superan los 4.000 metros, descienden grandes lenguas de hielo que crean paisajes sobrecogedores.
Beaufontain. Esta área de media montaña es ideal para hacer excursiones por sus bosques y prados alpinos.
Annecy. Esta ciudad, situada a orillas del lago homónimo, se conoce como la Venecia de Saboya. Destacan sus calles intrincadas, dominadas por el castillo y repletas de canales.
Chamonix-Mont Blanc. Cuna y capital del alpinismo mundial, en el entorno de Chamonix hay multitud de excursiones por más de 300 kilómetros de caminos balizados. Es fácil acercarse a la cima del Mont Blanc –el techo de Europa– con el teleférico de la Aiguille du Midi, a 3.842 metros. Algunas de las cimas que rodean la ciudad-base del Mont Blanc son accesibles en teleférico y/o telecabina. Su uso permite disfrutar de las vistas espectaculares de la Aiguille du Midi, Le Brévent, Grands Montets o la Mer de Glace.
Mer de Glace. El espectáculo de este glaciar cercano a Chamonix es cita ineludible en cualquier ruta alpina.
Lago Léman. Con una buena oferta para practicar deportes acuáticos, el lago tiene en el barrio medieval de Yvoire una de las visitas indispensables.

Gastronomía
Los distintos quesos que se elaboran en la región –beaufort, reblochon, abondance...– son los reyes de la cocina del Rhône-Alpes. Otro de sus productos es la nuez –con denominación de origen– que aparece servida al natural, en vino, en aceite, en pasteles o en quesos como el Saint Marcellin; en otoño destaca la castaña, presente en guisos, mermeladas y dulcería. Todo el valle del Ródano está moteado por viñas que dan 38 denominaciones de origen. Existen diversos circuitos enólogos, como la Ruta de los Viñedos de Saboya, que cubre unos 200 kilómetros con etapas en bodegas y destilerías; otras son la del vino joven Beaujolais, de 60 kilómetros, y la del licor chartreuse, que se elabora en la población de Saint Pierre-de-Chartreuse, cerca de Grenoble.

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